domingo, 6 de enero de 2013

Melancolía de lo no deseado.

A veces nos dejamos eclipsar por motas de polvo que convertimos en algo lo suficientemente grande como para tapar nuestra luz. Es una pena que nos dejemos arrastrar por pequeños bamboleos dignos de las ondas que hacemos en la bañera, como si necesitaramos creer que es el mar el que nos golpea con su fuerza.
Somos seres curiosos y melodramáticos, que exponemos en alta voz la necesidad de tranquilidad, pero en la práctica no hacemos más que magnificar detalles, miradas o dos palabras sin contexto, convirtiendo algo normal y explicable en un dolor de cabeza.

Escribimos nuestras normas, pautas y necesidades sobre una piedra, sujetándo el cincel con una seguridad brillante. Pero resulta que cuando debemos dirigirnos a aquella gran pared llena de "bases de vida" nuestra fortaleza desaparece y acabamos teniendo que escribir delante de cada premisa instaurada, un NO para convertir aquellas frases en reales.

Convertimos nuestra vida en un "yo nunca he" en el que acabamos bebiendo demasiado.
Muchas cosas que dijimos que jamás haríamos, se convierten en parte vital de nuestros días, o al menos son experiencias que puntualmente nos permitimos vivir, dejándolas en nuestro "haber" con mayor o menor orgullo, según la situación y la persona.

Yo particularmente, no soy de esas que suelen arrepentirse de lo hecho... Topicazo al canto: sino de todo aquello que dejé de hacer... Aunque sinceridad en mano, pocas engrosan esta última lista.
Un día decidí dejar la cautela excesiva, la versión mental cincuentona en la que me atrevía a tachar comportamientos ajenos como inapropiados o, tal vez simplemente deplorables.
Comencé a vivir, sin un peso desmesurado en mis hombros, un peso autoimpuesto lleno de tabúes y límites desproporcionados.

Situaciones que se pueden ver vacías, pero que realmente son plenas, llenas de riqueza sana aunque sin profundidad.

Hacía mucho que no echaba de menos.... Y hoy, de pronto, se dió cuenta de que comenzaba a sentir una gota de melancolía de algo muy concreto, que por otro lado no deseaba aún.