viernes, 30 de diciembre de 2011

Os deseo a todos que elijáis...


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Valoremos a quienes tenemos cerca y lejos, pero tenemos. Recordemos a quienes faltan con una sonrisa por haber tenido la suerte de haber compartido con ellos un pasado imperfectamente feliz. Celebremos la vida. Guardemos la salud y el amor sea del tipo que sea. Tengamos presente a quienes forman parte de nosotros desde siempre. No olvidemos a quienes lo hacen desde hace poco. Soñemos con no tener que soñar. Centremos la mirada en el hoy, en la perfección de lo vivido. Levantemos la copa por la felicidad. Percatémonos de nuestros privilegios. Asumamos nuestros defectos. Exaltemos nuestras virtudes. Queramos hasta el infinito. Rompamos esquemas sin afectar a nadie. Miremos más allá de nuestro micro mundo cómodamente construido. Deseemos quedarnos como estamos. Arriesguémonos a sentirnos plenos. No dejemos pasar oportunidades. Sincerémonos con nosotros mismos. Amemos sin tapujos.
Os deseo a todos que la pasión por la vida os inunde en este nuevo año que se acerca…Que prioricemos nuestra felicidad, sencilla felicidad… Que las sonrisas sean el denominar común de los días que han de llegar…Que esas uvas que tomaremos, a pesar de que no sean las mismas, traigan con ellas deseos, algunos más viejos que el mundo otros renovados, y que todos se cumplan.

Elegid ser felices, elegid sonreír, elegid rodearos de quien os facilita respirar sin pensarlo.

jueves, 29 de diciembre de 2011

"Aquellas no-cuatro paredes"


Descubrió un lugar en el que el tiempo pasaba sin dejar sensación de pasado. Donde nunca había sonreído en negativo. Un lugar que no era nuevo pero al recorrerlo no lo hacía del mismo modo. Ese lugar le había enseñado muchas cosas… Sabía que posiblemente en poco tiempo no podría volver a refugiarse en él, que cambiaría de ubicación en el espacio, que un día al abrir los ojos habría mutado y ya no estaría donde siempre. Pero aún así guardaría un buen recuerdo de aquello. Ese sitio le había regalado protección,  calidez, mil detalles a los que ella no estaba acostumbrada. Entre aquellas “no-cuatro paredes” se había sentido única por primera vez en su vida, al menos a ese nivel,  ese que ella creía que no existía.
Se alegraba de haber conocido aquello, aunque se despediría pronto lo más seguro. Su satisfacción no iba a ser efímera, permanecería en su recuerdo aún no existiendo ya.
Hay quien se fuerza a no sentir, y quien simplemente no lo hace…Hay quien a pesar de ni intentarlo, siente en censurado, y este era su caso.
Se sentía a gusto en su situación actual, a pesar de que en cuanto algo no la cuadraba su cerebro reculaba hasta el infinito. Ahora estaba en ese punto en el que no sabía muy bien por qué, pero su postura indicaba que iba a darse la vuelta al menos para dar un par de pasos en esa dirección.

martes, 27 de diciembre de 2011

Gotas de muchos.

GOTA: Una más de esa colección que ya no es tan pequeña.  Le encantaba caminar hacia aquel lugar en el que siempre se encontraban. Un abrazo y la frase perfecta para ese momento dió el pistoletazo de salida a aquel encuentro. Pasearon como siempre que quedaban. Siempre el mismo camino que se había convertido en un decorado común, familiar, en el que se sentían autenticamente cómodos. Paso a paso se contaban mil y una historias atropellando las palabras, saltando de tema constantemente, olvidando de qué hablaban hace unos segundos. Ella, que siempre pensaba las cosas tanto, que siempre había sido muy consciente de sus límites, relajaba sus neuronas dejando que nada tuviera sentido ni fuese razonable. Su verguenza desaparecía cuando su comodidad se engordaba hasta el infinito.

GOTA: (imagen vista desde fuera). Permanecía sentado mientras la cabeza de ella se apoyaba sobre él. Los latidos de ambos se pausaban, mientras la respiración seguía sus pasos. Que agusto se sentían mientras sus ojos cerrados se dejaban llevar por el mundo de morfeo.

GOTA: Gente que jugaba peligrosamente. A veces los seres humanos tiñen su existencia de una gran inocencia aneuronal que envuelve todos y cada uno de sus actos. Primero deberíamos pensar y luego actuar, pero si nos decidimos por invertir el orden, que al menos sea con valentía.

 GOTA: Un gritito en público. Patos en un estanque. Una moneda lanzada al aire para poder elegir. Una croqueta robada. Cafés compartidos. Unos gnnochis vergonzosos. Unos pocos desastrines de los que valen la pena. Una mantita. . . +1000!!.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Reflexiones de papel.

Dicen que las navidades son una fecha en la que de forma excepcional nos paramos a pensar en el año que vamos a dejar atrás, en lo que nos ha hecho reir y llorar. Pensamos en la gente que nos falta a pesar de que lleven muchos años sin estar. Pensamos en la gente nueva, que hemos adquirido para nuestro libro de vivencias a pesar de que sean incorporaciones recientes y a pesar de que seguramente dentro de un año formen parte del primer grupo. Ella no solía hurgar en su pasado para reflexionar abiertamente sobre los detalles. Pero siendo navidad todo vale. Se percataba de que su vida había cambiado de norte a sur en este año que dentro de seis suspiros dejaría vivido, escrito para releer sin tocar ni una sola letra. Este año era el primero desde que tenía memoria en el que cambiaba un piso en una pequeña ciudad, por otro en una grande. Su vida en la actualidad era feliz,plena,libre,sencilla pero complicada para bien, tenía todo lo que quería tener...Aún así no podía evitar ser responsable con su vida y mirar al pasado, como hacía todo, siempre de cara y con mil miedos que no dejaba que la controlasen. Había sido un año muy positivo que para serlo tuvo que hacerla mucho daño en ciertos momentos. Curioso que necesitemos en ocasiones llorar hasta que duele respirar, para comenzar a saber lo que es sonreir de verdad. Ella seguía sabiendo que era un saquito de palabras mal escritas, que sus fallos eran demasiados, pero valoraba sus pocas virtudes porque envolvían todo de una máxima, no quitarle la sonrisa a nadie conscientemente a pesar de que para ello ella hubiera tenido que olvidarse de la suya propia.
En ese tiempo su vida fue una montaña rusa en las que las bajadas fueron cortas pero le parecieron eternas, y las subidas largas pero se le pasaron en segundos. Continuaba subiendo sin parar, pero sin olvidar que para llegar allí tuvo que caer en picado. No podía sentir como lo hacía antes ni para bien ni para mal, era una realidad.  El tiempo le reeducó los sentimientos, transformándolos en algo mucho más sano, mucho más sincero, distinto a lo que ella conocía.
El daño existió. El amor existió. Y todo sirvió para que ella ahora fuera feliz de verdad, pero le seguía costando eliminar de su registro tradiciones que tenía tan marcadas a fuego en su ser. Los seres humanos somos maniáticos. Los cambios pueden gustarnos pero cuando llegan ciertas fechas nos acordamos de que se produjeron.

"La noche siempre es más oscura justo antes de que salga el sol".

viernes, 23 de diciembre de 2011

Reflexiones navideñas...FELIZ NAVIDAD.


En estas fechas las personas sacamos del armario nuestra humanidad, esa que tan bien sabemos esconder el resto del año. De pronto todos pensamos en aquellos que no tienen qué comer, o que no tienen un techo bajo el que resguardarse del frío. Es curioso que el resto del año, paseemos por grandes avenidas, plagadas de personas cuya casa es un cartón y en muchas ocasiones ni siquiera fijemos nuestra vista sobre ellos. Me viene a la memoria uno de los recuerdos más claros que tengo de mi infancia. La primera vez que tengo memoria de haber estado en Gran Vía, Madrid. Me veo desde fuera, con esa perspectiva que da el tiempo, sin poder dejar de mirar a aquellas personas que no tenían nada. Recuerdo cómo mi madre, que siempre supo que había cosas que me afectaban de forma especial, me llevaba de la mano diciéndome que mirase al suelo…Su forma de proteger mi inocencia fue creando una burbuja en la que no existía nada malo. Pero cuando creces ves la realidad “gracias a Dios”, ves lo que a tu alrededor sucede, por mucho que intenten que desvíes la mirada unas veces para protegerte y otras para proteger intereses ajenos.
Me encantaría pensar que la bondad no es cosa de una fecha concreta. Me gustaría saber que tanto que se nos llena la boca de “humanidad” en esta época de villancicos, somos un cuarto de buenos con quienes tenemos al lado durante todo el año.
Me alegra observar que en un mundo estéril en el que la gente se pisa sin necesidad, compite con quien les tiende una mano, me he conseguido rodear de ángeles. Seres especiales que siempre están, que no dejan de sentir porque sea otro año nuevo, que no conocen la frialdad ni la inhumanidad.
Este año, enfrento estas fechas con un sentimiento especial. Quizá porque he vivido cosas que me han hecho plantearme mi vida de “norte a sur”, dándome cuenta del privilegio que es vivir con esa gente cerca que siempre han estado para bien o para mal… Gente vieja que son mi “familia elegida”, gente nueva que han conseguido hacerse un huequito en lo que yo soy.
Sólo puedo dar gracias por la suerte que tengo y deciros que me encanta poder ser la razón de vuestra sonrisa aunque sea de vez en cuando. FELIZ NAVIDAD.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Siempre....es siempre.


Cuando somos más pequeños solemos regalar nuestro ser al primero que nos hace sonreír de un modo distinto. Con el paso de los años nos percatamos de que no nos arrepentimos de habernos desnudado frente a quien supo valorar nuestros sentimientos aunque fuera en un pasado imperfecto, lleno de taras que se tendrían que haber eliminado hacía mucho. No deberíamos arrepentirnos jamás de haber sonreído para alguien, de haber sentido amor a pesar de que acabara bien o mal. No deberíamos condenar a nuestro pasado por errores en los que hemos participado de forma activa, consintiéndolos. Quizás las lágrimas pesan más que las risas en nuestro recuerdo, pero por eso mismo deberíamos comenzar a involucionar, a ver que todo lo vivido es útil, que nuestros compañeros de juego de otra vida nos enseñaron muchas cosas, quizás a querer, a no temer…a pesar de ser después quienes nos enseñaron a “odiar”, a tener pánico…
Con los años nos hacemos un poquito más sabios, comenzamos a saber…saber a quien darle nuestro cariño…saber a quien poder regalarle sonrisas sinceras… saber a quien vale la pena abrirse…  saber que si nos equivocamos en todos estos “saberes” habrá valido la pena por intentarlo…
Alejarse es sano, pero siempre y cuando tengamos muy presente que aquello existió, que es parte importante de cómo sentimos o cómo no lo hacemos.
Ya sabes que siempre tendré letras que escribirte pequeña…y más cuando vea que tienes vértigo. Hay “SIEMPRES” que lo son de verdad .

domingo, 18 de diciembre de 2011

Monólogos.


Había retrocedido unas pocas casillas.

Algo había cambiado en ella hacía tiempo, se había marcado a golpe de monólogos  la base de su nueva vida. Lo que tantas veces se había dicho a sí misma se había impregnado en su piel. Tanto para bien como para mal, tanto las cosas buenas como las malas, se las impuso con la fuerza que da la realidad, sin dejar que otros se las hicieran ver proporcionándole tristeza o debilidad.
Comenzó a relajarse, a dejar que lo que la protegía quedara a buen recaudo en el armario. Las lunas comenzaron a dejar una estela de noches en las que perdió de vista aquella realidad que tan a fuego se había escrito en su interior. Y entonces sucedió. Aquello no le supuso dolor porque ella pensara en futuro o en algo que quería y no tenía, porque ni se lo había planteado. Pero es cierto que el fondo de eso, lo extrapoló a esos monólogos que tanto le habían servido para asumir. El trabajo que tanto tiempo le costó hacer, se había disipado levemente. Su cabeza tuvo que comenzar de nuevo a repetirla las verdades crudamente…Era una persona más sin destacar, era aquella que debía recordar que fiarse de ciertas cosas era sinónimo de decepcionarse, era la misma que pasó de sentirse hiper querida a sentirse ignorada. Recuerdos de un pasado ya lejano, que no volvería a olvidar y que ahora tomaban más fuerza.
Volvió a coger el punzón para dar forma a ese hielo que su corazón albergaba. La capa era más fina que antes pero a base de cuidados, estaba segura de que el grosor no sólo se recuperaría sino que crecería.

Para ella nada había cambiado en la situación que desembocó en la vuelta a la realidad. Pero había vuelto a sentirse “una persona más en el mundo” y eso le daba pena.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Escarcha.


Salió a la calle y ahí estaba el frío esperándole. Comenzó a caminar. Echaba de menos aquel frío del que luego tanto se quejaba. Pasaban los minutos, mientras iba notando como distintas partes de su cuerpo se quedaban “muertas”, dejaban de tener la sensibilidad normal. A pesar de que la piel le dolía levemente por aquel viento gélido, permaneció quieta en aquel lugar, en el que ella ya sabía que se notaba especialmente el aire. Cuando ya no sentía su cuerpo, decidió comenzar a andar hacia casa, observando uno a uno los rincones de esa tierra que cada día tenía más claro que era “su lugar”, a pesar de que le quedaba poco de estar allí.
Sus pensamientos continuaron fluyendo. Abrió el armario, allí estaba esperándola su “yo” de antes. Se agarró a aquellos pedazos de retales desgastados, y sin soltarlos siguió pensando mientras se prometía no volver a abandonarlos. La única dependencia que figuraría en su vocabulario, sería la que se debía a sí misma. Es curioso que siempre acertaba en sus predicciones fueran hacia otros o no.
Comenzó a helarse, ya en el interior de su casa…Cerró los ojos y sonrió, volvía a ser fiel a quien debía serlo, a su persona. Siempre estaría agradecida a las “aventuras de su pasado” pero desde la perspectiva que le daba la escarcha que le rodeaba.
De pronto se vio marcando un número de teléfono de ese pasado que ella sentía tan lejano, recibiendo un saludo exaltado...Partes de una historia que ella no deseaba escribir.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Vuelta a casa.


Según iban transcurriendo las horas en aquel autobús, según iba acercándose a su “tierra de adopción” más le gustaba lo que veía. Curioso!Se acordó de alguien que no conoce en persona pero de la que le habían hablado el día anterior…Una persona que también era de ese norte que sentía tan suyo, aunque no fuera el mismo pedazo de tierra. Sus ojos dejaron de luchar contra el sueño que le provocaba haber dormido dos horas. Cuando volvió a abrirlos ya estaba cerca, y lo sabía sin tener que mirar el reloj o los letreros, sólo le hacía falta observar aquellos paisajes.  Se puso a pensar en aquella “escapada prolongada” que se había “marcado” en ese mes y medio.  Mil letras sueltas comenzaron a formar palabras en su cabeza: comodidad, ilusión, diversión, cariño…Recordó suspiros. Que incoherente era que se hubiera tenido que ir a una ciudad mucho más grande, llena de gente, para sentirse especial desde su normalidad.
Sonrió, mientras no podía ni quería dejar de observar aquellos prados verdes.
Invirtió el tiempo en gente “vieja” que formaba parte de lo que ella era. Invirtió el tiempo en gente “nueva” que ahora también formaba parte de su historia, de esa historia narrada en tercera persona en muchas ocasiones.
Esperaba que su primer sentimiento al llegar a león, fuera el que adornaría el frío en su cara…  Ni frío, ni esa sensación…Lo que ella predijo en su cabeza no era más que papel mojado. Sí, tenía dentro de ella alegría y pena al tiempo…Pero miraba al pasado con una sonrisa luminosa, una sonrisa por recordar lo bien que le había ido.

No había problema mientras no se olvidara de las voces que le habían acompañado.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

La primera cruz...sólo quedaban dos más.


Había tenido un día extraño, muchos pequeños hilitos que al final se convirtieron en una madeja. Cuando fue herida se prometió muchas cosas que salvo excepciones había cumplido y además supo marcar en el calendario tres únicos días en los que iba a acordarse de su pasado por más de tres segundos seguidos. A pesar de que no estaba planeado que fuera así, uno de ellos se había adelantado. El día de hoy, fue una de esas cruces marcadas a vivo color en aquellas hojas que guardaba en su memoria. A pesar de que ese adelanto se debía a algo que le preocupó, le encantó volver a escuchar, volver a oir…Volver a sentir ese calor. Recibió dos “te queremos” que, a pesar de que en el pasado temía escucharlos, los sintió suyos, como siempre, verdaderos, puros (le costaba contener las lágrimas al escribir esto). Aquellas palabras junto a otro puñado de letras le hizo sentirse feliz. No se sintió rara, sino relajada, cómoda, en “familia”. Le encantó regalar esas palabras de vuelta.
Ya sólo le quedaban dos días que superar en el calendario… El primero en vez de pena le trajo mucho cariño… Por desgracia sabía que el que se aproximaba no sería así (y quedaba poco). El pasado no dolía pero sí suponía que esas tres cruces le recordarían lo vivido (ni un día más).

Gracias a ese día, volvía a sentirse un poco humana. Cuando le parecía que se había convertido en "hielo", al fin una lágrima recorrió su cara después de seis meses sin poder hacerlo (gracias a esas voces que sentía suyas). 

martes, 13 de diciembre de 2011

Una llamada inesperada.


Sonó el teléfono. Ella no conocía aquel número. Descolgó el teléfono y al otro lado le esperaba una voz conocida, una voz que en un pasado no muy lejano le encantaba escuchar. Hacía mucho que no hablaba con él. No pudo evitar preguntarle, cómo es que la llamaba… Él lanzó una carcajada al aire y escupió una frase que a ella le sorprendió: “llevo mucho queriéndolo hacer”. A pesar de que para ella esa no era la reacción predecible, la hizo ilusión que le dijera aquello. Comenzaron a contarse todo lo que había pasado en sus vidas desde aquel agosto imperfecto en el que se conocieron. Una vez habían finalizado de narrar esas historias que el otro escuchaba con atención, él le hizo la pregunta que todos le hacían desde hacía ya tiempo. Quería saber hasta cuando estaría en aquel lugar lejano de su hogar. Ella le dio una contestación cero elaborada, una que no había salido de su boca hasta el momento. Y él le volvió a regalar una frase de las que se merecen un lazo: “esta semana tengo que ir un día, prepárate  para recibir una llamada diciéndote que te estoy esperando en tu portal”. Ella no pudo evitar soltar una carcajada.
Al colgar su cerebro le llevó a aquel agosto. 

Dicen las malas lenguas que ...


no hay sensación más plena, que más nos llene, que el sentirnos queridos tanto por parte de quien quiere como de quien ama. Ella había probado a lo largo de su vida pedacitos imperfectos de esa sensación, y tenía que reconocer que era una buena terapia de vida. Pero sabía que la felicidad tiene que empezar y acabar en uno mismo, a pesar de usar complementos como ese. Tuvo que aconsejar a quien quería huir de las complicaciones, a pesar de que ella era la menos indicada para hacerlo pues había estando huyendo durante muchas vidas. Le miró a los ojos y le preguntó que sentía al mirar a quien le estaba complicando. Él respiró profundo y sonrió. Ella no le dejó contestar, le cortó y le dijo: “si esa complicación te hace sonreir, deja que lo haga…No es fácil huir de la felicidad sin que el día de mañana se te vuelva en tu contra”.
Predicaba con el ejemplo de forma genérica, si alguien le hacía sonreir se agarraba a esa persona, si una situación le hacía sonreir la provocaba.
Nadie puede saber qué pasará mañana. Pero está claro que ella quería transmitirle a su compañero de mesa que mejor arrepentirse de lo hecho que de lo que jamás tuvimos el valor de hacer.
Caminaron hasta una boca de metro, cada uno se marchó para coger la misma línea aunque en direcciones contrarias. Se veían de un andén a otro. Antes de que llegaran sus “coches” él le dijo desde el otro lado: “voy a complicarme” mientras su sonrisa no podía huir de sus palabras.
Ella volvió a casa satisfecha de que su amigo fuera a agarrarse a la felicidad. Cómo le gustaba compartir sonrisas de ese modo.



lunes, 12 de diciembre de 2011

Un día raro.


Sus ojos seguían clavados en aquel folio en blanco. Tenía mil cosas dentro de ella, mil sentimientos que deseaba sacar para aliviar la presión, pero no sabía por dónde empezar. Continuó dejando que sus neuronas chocasen sin sentido, escenificando situaciones pasadas. Sintió que lo que ella era, lo que había vivido, a pesar de no haberle mutilado, le había dejado unas marcas llamativas. Curioso que todo transcurriera el día en el que en otro tiempo celebraba un “cumpleaños” (casualidades de esas que se le adosaban a la espalda constantemente). Necesitaba leer aquello que leyó, pero al mismo tiempo lo único que quería era un abrazo aunque fuera fugaz, de segundos…No lo quería, lo necesitaba. No quería volver a pensar en aquello, que en ese día raro, le había hecho dejar los motes en un cajón y había arrebatado la sonrisa que menos se merecía desaparecer. Siempre que se proponía algo así lo conseguía, porque a pesar de ser muy sentimental para algunas cosas, también era extremadamente fría y racional para otras. Había decidido aprovechar, disfrutar, no pensar. Su inspiración no llegó, continuó observando aquel trozo de papel sin ser capaz de escribir ni una sola palabra.

Sólo podía pensar en que seguía necesitando ese abrazo.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Huele a café




Un día extraño en el que se había perdido un poco dentro de si misma. Extrañaba lo que todavía tenía cerca. Su melancolía se estaba adelantando, como casi todo en ella. Pensaba en ese tiempo que se le había pasado volando, en el que el reloj nunca era real, contabilizando las horas en segundos. Los cambios, a pesar de tener claro que son parte de nosotros, no le gustaban. Sus neuronas insanas tomaban el bastión de su castillo controlando sus pensamientos encaminándolos a esa idea, al cambio. Estaba a gusto como estaba a pesar de que en todo momento extrañó a sus pedacitos de cielo en la lejanía. Ahora que esa parte iba a sanar, comenzaría a echar de menos lo que ahora tenía. Cuando se juega siempre algo se pierde por el camino.
Le habían enseñado que ese hielo que la recubría era temporal, aunque todavía quedara una gran capa que la rodeaba aportándole una leve tranquilidad. Le habían regalado volver a sentir que podía extrañar a alguien, que podía volver a ser ella, que su cariño no era inútil y que podía brotar sin miedo.
Su valentía estaba herida en cierto modo, no fue capaz de voltearse como hacía siempre para poder ver lo que dejaba atrás. Más tarde se enteró de que si lo hubiera hecho, habría recibido la recompensa de unos ojos que la miraban con ternura.
Había pocas frases que la produjeran verdadera emoción y más cuando eso de sentir algo no era para ella desde que decidió dejar el corazón apartado en una cajita a buen recaudo. “Olía a café…”.
Sonrisas que se encargan de sacarle, a pesar de todo, y por encima de todo. Le gustaba regalarle carcajadas al peso.




.Huele a café...Recuerda.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Restando.


Hoy pensaba distinto a ayer, veía las cosas desde un prisma más racional y menos sentimental. Esto ya se había convertido en una actuación más que conocida por ella en la última época de su vida. No significaba que fuera incoherente, simplemente la emoción se desinflaba cuando ponía distancia temporal con las actuaciones pasadas. Enfriaba a base de golpes de hielo sensaciones que hacía una luna habían alimentado su calor. Sus defensas se activaban rápidamente, en cuando encontraba una pieza del puzle que no le encajaba, en vez de buscar su sitio simplemente la desechaba. Siempre fue de esas personas que se fijaban en los detalles por encima de las palabras, a pesar de necesitar escuchar ciertas cosas tanto para bien como para mal. Sabía que podía volver al punto de partida cuando ella quisiera, a pesar de mil debilidades absurdas, esa no era una. Le habían convertido en una persona fuerte, a pesar de su apariencia tierna y vulnerable. Necesitaba pocas excusas para racionalizar términos y eliminarlos de su registro. Quizá esto le hacía alejarse de la felicidad, pero esa huída le satisfacía y le tranquilizaba cuando era necesario hacerlo.
En el pasado su sangre estaba plagada de idealismo, de espera de sorpresas, de detalles que nunca llegaron…Ahora no esperaba nada, no por un cambio de mentalidad, sino por conocimiento de causa, por saber que esas cosas no ocurren, al menos no a ella. Pero precisamente por esa falta de “esperas”, tenía una vida mucho más sencilla, más clara y más real.
No hace falta poner distancia física para sentirse lejos de alguien…Esto le quedo muy claro hacía un tiempo y ahora volvía a sentirlo así, pero con una sonrisa en la cara mientras lo pensaba…Nadie, jamás la volvería a quitar su sonrisa, podían decepcionarla, podían fallarla, pero jamás quitarle la sonrisa durante más de un par de minutos seguidos. Esa promesa se la hizo un día de calor asfixiante, y la había cumplido hasta el momento a rajatabla…Y lo que es más importante aún, pensaba seguir cumpliéndola, por encima de todo y de todos.

Comenzando a despedirse de esa ciudad mágica ;)


Cuando alguien le nombraba aquella ciudad, que supuestamente era suya en parte pero sin serlo, venían a su memoria mil olores, mil sabores, mil fotos que hizo sin necesidad de cámara…Una sonrisa brotaba de sus labios, sin ser capaz de tan siquiera disimularla.
Otra tarde perfecta que sumar  a esa pequeña colección que por el momento tenía que quedar a buen recaudo formando parte del pasado, pero sabiendo que más adelante podía ser rescatada. Notaban frío que no es frío, mientras esas calles enormes seguían iluminando sus frecuentes paradas bajo las farolas. Pasos encaminados a recorrer una calle ya más que conocida por ella, una cafetería en la que se sentía como en casa. Horas de conversación, en las que en ningún momento dejó de sentir contacto, a pesar de la mesa que le separaba de la persona que le acompañaba. Hablando “pedacitos” de la vida de cada uno, recordando otros que habían vivido juntos, con la comodidad habitual, el reloj le vuelve a sorprender. Comienzan la retirada mientras la noche (porque ya es noche) les regala una estampa perfecta…Aquella gran calle que ha sido testigo de sus últimas semanas, por primera vez la deja verla así, con niebla, permitiendo observar aquellos edificios difuminados, aquellas rayas que las luces provocan “cortando” la bruma. De nuevo, y como viene siendo habitual, el camino a casa se hace en el doble de tiempo al habitual, pareciendo un cuarto del mismo.
Llegan al lugar, toca despedirse. Mil abrazos, una despedida que parece transcurrir en segundos…A pesar de apenarla, de saber que por el momento tiene que dejar esa ciudad y todo lo que hay en ella, sonríe hasta el último momento. Le encanta ver que se rodea de gente que la mira con calidez, que le van a extrañar al igual que ella a ellos.
Se da media vuelta después de mil palabras, y otros tantos abrazos. Comienza a caminar, sin querer voltearse a pesar de que es lo que suele hacer.
Esa primera despedida, se caracterizó por un: “esto no es un adiós, es un hasta pronto”.

Para acabar una canción y un fragmento de la misma: "Mírame, soy feliz, tu juego me ha dejado así...." ;)





martes, 6 de diciembre de 2011

Cuestión de fotos...


Aquella mujer que siempre había caminado dudosa por la vida asegurando su memoria a golpe de fotografía, de pronto sentía firmeza en sus pasos, en sus decisiones aún cuando se veía  claramente un tinte incorrecto en las mismas. Para ella todo era digno de admiración, de pasar al recuerdo…En ocasiones una piedra, una simple piedra, era lo suficientemente especial como para tener que inmortalizarla a pesar de que posiblemente a ojos ajenos fuera “parte de un decorado diario”.  Hacía tiempo que sus cámaras permanecían dentro de su bolso, sin darles la oportunidad de guardar ciertos instantes para el futuro. No sabía por qué pero lo que antes era una constante se había convertido en algo que, para ella, pasaba desapercibido. Todo la seguía llamando la atención, pero no tenía la necesidad de disparar su flash para recordarlo.
Un día se encontró frente a aquella gran caja blanca en la que guardaba todas sus fotos, las que ella hizo, las que le hicieron…Su pasado cabía en una caja. Comenzó a verlas intentando seleccionar aquellas que la hicieran sonreír de un modo distinto. Todas le provocaban buenos recuerdos, sonrisas correctas, pero ella no quería adornar su pared con “pasado correcto”, sino con ese pasado que la hiciera sonreír hasta el infinito sin necesidad de nada más.
Se dio cuenta de que el puñado de las que había seleccionado era mínimo en comparación con lo que seguía quedando apartado en esa caja… Un escalofrío recorrió su cuerpo, impulsándola, empujándola a coger una de sus cámaras para comenzar a fotografiar, para empezar a crear un “nuevo pasado” .Su presente era digno de inmortalizar, pero a la vez, exprimía tanto cada segundo que no se acordaba de enfocar el momento más allá de en su cabeza y en su sonrisa.

“Prefería el flash de los ojos que la miraban. Prefería enfocar una sonrisa en su memoria.”


lunes, 5 de diciembre de 2011

Bases.


Como ya he dicho en historias anteriores, ella no creía en aquello de que la gente podía cambiar de la noche al día…La vida que es sabia, y pícara, decidió enseñarle varias lecciones de golpe, entre ellas que eso era mentira. Lo vivido nos va moldeando, en ocasiones puliendo nuestra silueta perfeccionando nuestras formas, en otras marcando sobre nuestra piel surcos que a modo de imperfecciones nos marcan el pasado para que nunca nos olvidemos de lo que fuimos, de lo que vivimos, de lo que nos ha llevado a ser lo que ahora somos.
Había tenido otra de esas situaciones en las que sus palabras brotaban a modo de consejos, y en la que su interlocutor la miraba asombrado y acababa diciéndole todo lo que había cambiado. No podía evitarlo, recibir esas palabras la satisfacía en exceso. Ella se daba cuenta de que no tenía nada que ver con su “yo” de antes, pero aún así muchas veces necesitaba escucharlo para recordarlo y sentirse orgullosa de lo que era en un presente imperfecto pero feliz.
Y una conversación más en ese contador de millones, le hizo ver que esas “taras” que ella decía orgullosa que existían pero no afectaban a nadie, si afectaban, al menos una se había escapado de su cajita hermética que protegía a su alrededor de sus “erratas adquiridas”.
Era una tara curiosa…Cuanto mejor salían las cosas,más fuerza tenía la idea de que algo tenía que cambiar, que algo saldría mal pronto.A pesar de lo que puede parecer dicho así, ella no era negativa, simplemente su realismo se había recrudecido, sumándose a que hacía ya un tiempo decidió dejar de interpretar actuaciones ajenas.
Supongo que en el fondo creía que todos hacíamos daño a quienes teníamos alrededor, fuera aposta o sin querer, y como llevaba un tiempo sin recibir esa parte negativa, permanecía expectante su llegada.
A pesar de ello, ella seguía disfrutando ese presente que le estaban regalando y por el momento le hacía sonreir. Llevaba un tiempo disfrutando de una felicidad que (y esto le encantaba tenerlo presente) no dependía de nada ni de nadie, solo de ella misma.
Recuerda otra frase que le dijo a aquel amigo ese día de invierno, sentados en un banco de una gran avenida café en mano… “Por desgracia en esta vida nadie es imprescindible”.

domingo, 4 de diciembre de 2011

"SIENTEN"


¿Por qué todos creemos que la felicidad en parte depende de no sentirse sólo, de tener a alguien al lado con quien compartir nuestra existencia diaria tanto para bien como para mal, pero relacionándolo directamente con que esto implique amor de quien ama, no de quien quiere?. Estaría bien que comenzáramos a darnos cuenta de que esa “compañía” no tiene por qué ser una pareja, puede ser un amigo, relación mucho más sana que aquella en la que el corazón se ciega y hace que escupamos mil puñales por la boca. La opción de compartir sentimientos con otra persona, es una buena opción, no digo lo contrario… siempre y cuando nos percatemos de que nuestro mundo no comenzó junto a ese ser, y por lo tanto no acaba en él. “Siempre existí, antes, durante y después de quien sea que decida acompañarme en la vida. El único responsable de tus éxitos, de tus virtudes, eres tú mismo, no quien los disfruta sentado en el mismo sofá”. Ultimamente me he convertido en alguien a quién le confían los problemas amorosos… Yo!?La menos indicada a pesar de que, a ojos ajenos, soy algo así como una experta. Mi nueva perspectiva del mundo, ese que gira a una velocidad desorbitada alimentando mi sonrisa, por lo visto es más que alentadora… Mi irracionalidad, se convierte en “sentido común” cuando he de aconsejar sobre el amor ajeno… Sin dar más que esas palabras que considero son las adecuadas desde mi punto de vista (siempre), recibo un mundo, lo mejor que se puede recibir, una sonrisa de quién hacía un minuto sólo podía llorar, unas palabras mágicas: “no sabes lo que me has ayudado” de quien hacía segundos sólo podía “escupir” palabras llenas de negatividad… Por esto mismo digo, que a pesar de tener o no una pareja, nos tenemos que dar cuenta de que ya compartimos nuestra vida con alguien, con esos amigos que pusieron su hombro para que tu llorases y ahora te lloran en el tuyo, sin que eso suponga un esfuerzo por ninguna de las partes.
Para esas dos personas, que últimamente se han apoyado en mi para quitarles un miguita de su propio peso, les digo: que nada se acaba, que todo empieza…Que el responsable principal de nuestra sonrisa somos nosotros mismos…Y que estoy orgullosa de teneros junto a mi porque sois personas que "SENTÍS" con letras mayúsculas. OS QUIERO.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Mezclando gotas.






Días en los que se quiebra tu chaleco antibalas. A pesar de ser una persona feliz, que había conseguido encontrarse a si misma, una persona que se consideraba privilegiada por encima de todo...A pesar de eso, también tenía "días raros". En ocasiones, muy puntuales, ella también necesitaba que la abrazaran, y eso era más fácil si tenía delante a cualquiera de los cuatro elegidos con los que a ella le daba igual mostrar cierta "vulnerabilidad", pero ahora no los tenía a mano. Su sonrisa, en ese día extraño, se alimentaba con frases de sus amigos, que en la distancia parecia que se habian puesto de acuerdo para justo en ese momento decirle todo lo que se le echaba de menos, lo que le necesitaban. Pero a la vez aquello le hacía pensar, tenía muchas ganas de volver a estar rodeada de quienes le calentaban cuando hacia frío, pero tambien pensaba en que aquel libro que llevaba escribiendo un tiempo se acabaría según sintiera en su rostro el frío de su ciudad tan lejana a lo narrado en las últimas semanas. Curiosa mezcla la que resulta de poner en un recipiente unas gotas de alegria y de pena, cuando ambas las produce la misma acción. Este día en el que su sonrisa, a pesar de no haber desaparecido, andaba mas distraida, tenía un previo, un macking off que era en gran parte el responsable de su estado. Circunstancias que te recuerdan que tienes un pasado, uno en el que fuiste herida con una flecha envenenada. Sabe que esta totalmente curada de ello, pero aun asi la cicatriz siempre quedará ahi para recordárselo. Ella veía su "marca de guerra" sin pararse a pensar ni un segundo en lo que la produjo, hasta que alguien se apoyaba sobre ella, y a pesar de no doler ya, le producía una sensación grimosa. 





miércoles, 30 de noviembre de 2011

Agua, siempre agua! :D


No podía imaginarse un momento importante o mágico sin que hubiera agua cerca. Quizás ella buscaba inconscientemente que este elemento estuviera en su vida, o quizás era simple coincidencia…Lo único que sabía es que cuando necesitaba pensar, relajarse o sentirse especial desde su auténtica normalidad, siempre acababa rodeada de agua. Hacía demasiado que no veía el mar, y eso de vez en cuando la provocaba un sentimiento melancólico que intentaba envenenar su sangre, sin conseguirlo.
Recordó la última vez que estuvo en una playa, no pudo sentir la arena. Pasó junto a ella, la pisó calzada, pero no pudo sentirla entre los dedos de sus pies. Se alegra de que pasara aquello, porque ahora sabe que nunca más dejara que un momento así se pierda, no dejara pasar la oportunidad de sentir eso que tanto la gusta. Ella ya no consiente la pérdida de situaciones, aprende de las perdidas pasadas dándose cuenta de que todo sirve para algo.
Cierra los ojos, y se transporta a un tiempo pasado, en el que si se sentó sobre la arena. Puede sentir perfectamente el frío de la arena, puede oir nítidamente el sonido del mar, puede ver con perfecta definición las siluetas de las olas. La marea embravecida golpea contra las rocas mientras ella sólo siente que siente. Y eso no es poco!. Se supone que todos sentimos, pero en ocasiones hay personas que dejan de hacerlo…Y cuando recuperan ese momento mágico a pesar de no serlo, su respiración se ralentiza, su cuerpo se relaja, y sus constantes vitales se transforman en constantes.
La marea acaba sacando del mar todo lo que no le pertenece. Se encarga de limpiarse a sí mismo, escupiendo lo extraño a la orilla.



martes, 29 de noviembre de 2011

Debilidad no, humanidad!


Se miraba al espejo cada mañana preparándose para la actuación. Disimulaba sus taras mientras caminaba por una vida que no sentía plena. Su público se entusiasmaba con sus grandes relatos llenos de realidad maquillada. Hacía un tiempo que su sonrisa no exitía, pero él necesitaba forzarla hasta el infinito para que nadie se diera cuenta. Como buen hombre, digno de su “especie” no podía mostrar lo que sentía, no podía mostrar su ausencia de felicidad, ni siquiera el incremento de la misma…”Eso son debilidades”, pensaba él mientras se seguía mirando en aquel espejo que le intentaba demostrar que las cosas son mucho más simples. “Me encantaría explicarte que ese saquito de miedos, de cosas que esconder, de palabras censuradas que no dejas salir de tus labios no es una muestra de debilidad, sino de humanidad…Y eso, en un mundo de locos en el que nos comportamos como “bestias salvajes con los demás”,  jamás puede ser malo”.
Podemos aparentar fortaleza perenne, por supuesto. Pero ¿para qué seguir aparentando sin ser feliz? ¿No será mejor dejar de aparentar y poner la primera piedra en el camino hacia la felicidad, hacia la autenticidad?. Todos tenemos algo, sea tangible o no, una cosa o una persona, que nos hace sentirnos vulnerables, que nos arrebata nuestra fortaleza con la facilidad de quien se quita una pestaña de un soplido. Nadie está blindado del todo, todos tenemos un elemento en nuestra existencia que nos desactiva las defensas. ¿Por qué no, en vez de huir de ello, de escondernos, no lo aprovechamos abandonándonos a esa realidad tan pura que nos aporta el dejar la coraza en el armario?. Yo soy de las que se agarra a la felicidad, a pesar de saber que esta puede dañarme a la larga… Ya te he dicho que si escribir de esto sirve para que comiences a dejar al aire tus heridas y sean curadas por el viento, lo haré tantas veces como sea necesario. 




lunes, 28 de noviembre de 2011

Una carta para alguien que necesita leerla...



En toda vida, hay un momento (o varios) en los que el camino se llena de niebla impidiendo que podamos ver la meta, eliminando las imágenes dibujadas de aquellas cosas que teníamos pensado cumplir cuando llegáramos a cierta curva. Nuestra cabeza da vueltas a revoluciones inapropiadas, determinando lo que queremos para nuestro futuro…Que curioso que a pesar de madurar y de crecer no aprendamos! Inevitablemente nuestra naturaleza nos empuja a “planear”, pero siendo dueños de nuestros pensamientos, ¿cómo después de todo lo vivido en un “pasado incorrecto” podemos seguir jugando a imaginar?. Hoy he recibido una llamada que me ha hecho pensar en todo esto. Un personita que de pronto sin entender la razón, ha dejado de ver ese sendero que él mismo construyó, temeroso de dar un solo paso, pues no ve el suelo que le mantiene en pie.
Esos momentos de oscuridad, nos hacen pensar que nuestros deseos se acaban convirtiendo en nuestros demonios. Pero a pesar de no ver claridad, deberíamos saber siempre donde está el norte, y no dejar de “desear”, y no dejar de “imaginar”, y no dejar de “arriesgar”. Es mejor quemarse aunque duela, que nunca saber qué es sentir calor en la piel.
Por propia experiencia y ajena adquirida a base de quitar peso a quienes quiero, te digo que “las lágrimas que ahora son charquitos a tus pies”, te ayudaran a que tu barquito de papel navegue y llegue a puerto seguro.
Lo malo pasa, al igual que lo bueno… Por eso te digo de nuevo que sigas buscado esa luz, pero dentro de ti,no fuera… Que sigas agarrándote a lo que te hace sonreir,a pesar de saber que te puedes quemar…Y sobre todo que no dejes pasar la oportunidad de ser feliz, aunque esto implique un riesgo y una complicación.
No dejes que nada, ni nadie, pasado, o presente, te haga sentir que estás viviendo porque sí!. 

viernes, 25 de noviembre de 2011

Su esencia se estaba difuminando...


De camino a casa ,desde un sitio que no conocía a pesar de tener mucho significado para ella, dejaba que sus pensamientos fluyeses como siempre, de ese modo tan único que le hacía a ojos de los demás la persona más despistada del mundo. Muchas veces cuando se daba cuenta se había pasado su casa, todo por ir metida en su mundo de “fantasía real”.
Sus neuronas continuaban revoloteando a una velocidad excesiva. Y de pronto, sin saber por que razón recordó aquella imagen que a pesar de ser algo vivido en primera persona, incluso en el mismo momento de suceder, ella vió desde fuera. Allí había dos personas, una botella de vino y una copa. Fue una noche que a pesar de no tener nada de especial, para ella lo fue. Qué curioso que se acuerde de eso, que sepa que no tuvo ningún sentimiento de esos que ella temía, y a pesar de ello le siguiera provocando una sonrisa plena.
Empezaba a echarse de menos a si misma…Empezaba a echar de menos esos miedos que la parapetaban, que la consentían sólo ciertas licencias, y que en el fondo a pesar de parecer algo malo, le hacían tremendamente feliz. Había escrito uno de esos textos que nunca serían leídos por nadie que no fuera ella. Esa pequeña biblioteca privada que tenía tanto de su vida que no podía ser compartida, ni siquiera por aquellos que le querían. Esos escritos eran su terapia, los llevaba escribiendo muchos años sin que nadie tuviera conocimiento de ello…Los escribía sin pensar, sin dejar que la delicadeza tiñera sus palabras de un color más agradable a los ojos propios y ajenos.
Escribió y releyó. Después se dio cuenta de que se estaba complicando, su esencia en parte estaba difuminándose por el aire, dejando que otros la respiraran y se la llevaran…Y no le gustó.
Se prometió mucho. Cumplió mucho. Y ahora debía comenzar a desandar ese camino andado y volver a cumplir lo prometido.



miércoles, 23 de noviembre de 2011

Una tarde, una noche que tuvo de todo.


Una tarde genial, rodeada de aquellos eternos edificios madrileños que unían a la perfección lo terrenal con lo divino. Paseos llenos de calidez, pasos a cámara lenta, caminos que se tardan el triple en recorrer. Semáforos que cambian de color varias veces antes de que ella cruce la calle. Su sonrisa permanece mientras las palabras brotan de sus labios, sin necesidad de pararse ni un solo segundo a pensar en qué decir y qué no. Naturalidad plena que la comodidad provoca entre el ruido de todos los coches. Cuando menos se lo esperaba, se sintió ligera, la levantaron como si fuera una muñequita que una niña manipula a su antojo.
Vuelta a casa con una sonrisa y la mirada fija en la realidad.
Horas después una conversación con una amiga de esas que siente familia elegida, una de esas personitas especiales que a pesar de estar al otro lado del océano le llenaba de felicidad. Hacía muchísimo que no escuchaba su voz, a pesar de ser inevitablemente parte fundamental de lo que ella era. El tiempo se pasa volando cuando hablas con quien al otro lado te escucha sonriendo cuando tú lo haces, llorando cuando a ti se te caen las lágrimas. Esa gran amiga le llama “mi pequeño orgullo” y siente que algo bien ha hecho en su vida para que alguien tan especial le quiera como ella lo hace.
Finaliza la llamada, que siempre sabe a poco. Y de pronto sus manos, sin pensar, se dirigen a aquel botón, que significa volver a entrar en el bucle que le llevó a la autodestrucción. Su cabeza reacciona a tiempo, provocándole un asombro increíble…Cómo a pesar de todo, de que todo aquello no le importaba, aquella mano fue sóla, parada en el último momento… Las drogas que nos envenenan se quedan impregnadas en nuestra piel.
“Puedes rehabilitarte pero nunca dejar de ser esa persona que no podía evitar estirar el brazo para coger aquel chute de dolor”.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Debilidad.


Veía cómo la persona que tenía delante no podía levantar sus pies del suelo, cómo desplazarse le implicaba reptar, arrastrar su cuerpo sin poder ponerle remedio. Después de un tiempo, pudo comenzar a caminar normal, mientras ella seguía observando cómo lo hacía. A pesar de que ya no se arrastraba, su debilidad era más que obvia, persistía a modo de recordatorio de lo que le sucedió cuando ella no podía mirar. Perdió el mundo de vista por un momento, tardó en encontrarlo de nuevo un tiempo que le pareció una eternidad, y para aquella persona ya no era lo mismo, estaría marcada por aquello que le sucedió, por aquello que le hizo desvelarse y sentir cómo se rompía por dentro día tras día.
Dio mil abrazos desde su debilidad. Necesitaba sentir protección, pero cuando la notaba durante tres segundos seguidos los fantasmas rondaban su cuerpo, haciendo que respirar implicara un gran esfuerzo.
Los barrotes de esa cárcel, en la que le encerraron y que ahora mantenía en pie, separaban con gran solidez lo que no sabía delimitar de “motu proprio”.
La arena de aquel reloj continuaba cayendo, acercándose el momento en el que habría que darse cuenta de que su tiempo había acabado.
Ella continuaba observando esta historia que no era suya, participando como espectadora…espectadora a la que le encantaría regalarle un salvavidas y hacer que se arriesgara a sentir, para bien o para mal.


sábado, 19 de noviembre de 2011

24 horas y tres deseos.


Le habían hablado de aquella lámpara con genio incluido. Ella a pesar de lo incrédulo de su naturaleza, quiso tenerla entre sus manos. Se la prestaron por un día, de esos reales que se componen de tan sólo 24 horas. El timbre sonó, sin mediar palabra aquella persona la puso suavemente en sus manos acompañando el gesto de una única frase: “recuerda, 24 horas y tres deseos”. Aquel mensajero, que no era tal, se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la salida, mientras ella estaba segura de que sonreía con la misma fuerza que diez segundos antes.
Se sentó en aquel puff que tantas horas le había regalado para pensar. Dejó aquella curiosa lámpara en el suelo, con toda la delicadeza que se merecía quien dentro esperaba a ser reclamado. Comenzó a pensar, mientras el paso de las nubes marcaba el paso del tiempo… El sol comenzó a esconderse mientras ella continuaba sin saber qué pedir. Se dio cuenta de que a lo mejor no quería que su suerte dependiera de algo artificial, de la manipulación de su presente para moldear un futuro que no sería natural.
No quería distorsionar la realidad, prefería sentir lo que tuviera preparado su curioso destino. Si el mañana le tenía destinado llorar, esas lágrimas serían como ella, de verdad, sin artificios. Y si la protagonista debía ser una sonrisa de las que no se borran en días, tendría la ilusión de saber lo auténtico de la situación.
Cuando el reloj marcaba su última hora, frotó la lámpara. El genio le preguntó cuáles eran sus tres deseos. Ella abrió los ojos mostrándole una admiración infinita. Y sin saber qué palabras iban a salir de su boca, dejó que el momento decidiera:
“Que cuando mi vida me haya de regalar felicidad sea de verdad y no un espejismo; que cuando la vida haya de regalarme infelicidad no sea compartida ni dañe a quien quiero; que mi ilusión sea como es, bipolarmente única”.
El genio mostró una mueca puramente humana y le dijo: “perfecto, entonces te dejaré como estabas, hasta el momento siempre te has encargado tú solita de cumplir esos tres deseos”.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Iluminando Madrid de noche.


Apoyada en un poste, recibe la sorpresa de quien se encuentra a su lado esperando que se percate de su presencia. Una sonrisa como mejor saludo. A pesar de no hacer frío, se lo transmite mientras la calidez es la verdadera protagonista. Se agarran y comienzan a caminar hablando de un millón de cosas, con paradas frecuentes debajo de la luz de las farolas, que alumbran aquellas grandes calles. Empiezan a desandar el camino andado … Conversaciones llenas de sonrisas de esas que tanto le gustaban a ella, de esas que nacen sin necesidad de ensayarlas.
Un café de los que tanto les gustaba a ambos como único atrezzo de aquella escena. Como curiosos que eran, no pudieron evitar probar el café del otro. Volvió a vender…Volvió a comprar…

Aquella gran ciudad tan iluminada siempre, en la que un lugar oscuro era una leyenda, le seguía regalando tardes en las que el reloj se volvía loco.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Exprimiendo algo a lo que no hace falta sacarle zumo.


Una mirada es más que eso. Te dice todo lo que hace falta para saber lo que los demas no quieren expresar, lo que no nos consentimos mostrar. A pesar de que en ocasiones no queramos enseñar nuestras cartas, la partida continua. Una mirada puede expresar lo que las palabras esconden, lo que las mentiras maquillan, lo que las letras retuercen. Las reacciones se miden por la expresión de los ojos de quien se tiene enfrente. Ella siempre pensó que los ojos son el portal entre lo que se siente y lo que se dice.
En ocasiones enterramos nuestras ideas, intentamos cubrir con tierra lo que pensamos para evitar mostrar debilidad. Para acorazarnos ante la posibilidad de volver a lo pasado. Todos sin excepción en algún momento de nuestra existencia hemos lanzado un órdago sin buenas cartas.
Cada día tenía mas claro lo que no quería, a pesar de no saber lo que si deseaba para su vida. Le encantaba que una mirada ajena le hiciera reírse. Era una sensación cálida que no recordaba haber vivido,a pesar de que seguramente ya conocía.
Un día aquella incrédula, se dio cuenta de que los ojos que la miraban reaccionaban de acuerdo a lo que aquella boca decía y eso le gustaba…No tenía que desconfiar, no le hacía falta observar los detalles para saber, simplemente sabía que no tenía necesidad de hacerlo y eso le provocaba una comodidad novedosa.

martes, 15 de noviembre de 2011

Un pasado aleccionador.


Es curioso como la vida gira nuestro norte de la noche a la mañana. Podemos dejar una felicidad adquirida y supuestamente asegurada en un segundo, cambiándola por una tristeza tremendamente fría, o al revés. En un chasquido quien nos ha completado el corazón, pasa a ser quien lo ha destrozado, y al revés. La ilusión nace de una milésima de segundo, sin planificar, sin esperarla…creyendo que esa sensación ya nunca más volverá a vivirse en primera persona.
Todos tenemos una mochila cargada de pasado que tendremos que llevar en nuestra espalda para siempre, sin posibilidad de desprendernos de ella porque,entre otras cosas, forma parte de lo que fuimos, de los que somos,y de lo que seremos. A pesar de esa realidad indiscutible, hay algo que si está en nuestras manos… Saber llevar la mochila sin que el peso nos hiera por el camino. Sabiendo que existe, que nos acompaña, pero entendiendo que esta no puede condicionar nuestro presente. Aprendiendo de las lagrimas que en un calendario obsoleto se derramaron. Sin dejar que esas gotas saladas no hayan valido para nada.
Ella se sorprendía de que, a pesar de la bipolaridad que la solía acompañar y que derivaba de esa mochila, del puñado de miedos que no la dejaban normalizarse, estaba arriesgando, su madurez había llegado, le había atropellado sin un solo rasguño.
Abría la cremallera de aquel trozo de tela que portaba y observaba todo lo que ella albergaba sin esbozar una sonrisa en negativo. Lo pasado en muchas ocasiones sirve para darnos cuenta de lo que no queremos en nuestro futuro y eso es bueno, a pesar de haber necesitado poner el corazón en off para darnos cuenta.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Perfecta definición!.


En la pared marcadas con tiza siete rayas, debía ser domingo. Aquel sofá le mecía suavemente mientras su mirada despistada sabía de la existencia de aquella figura de hielo tras de ella. Esa figura que ella había moldeado con mucho esfuerzo durante mucho tiempo, esa figura que ella retocaba muy rara vez para que su forma de cisne fuera perfecta.
Las nubes continuaban deslizándose sobre el cielo a gran velocidad. Comenzó a oir un ruído rítmico, de algo que chocaba contra el sueño marcando los tempos perfectamente, sin variaciones.
Desvió su mirada hacia aquel cisne que tanto sudor y lágrimas le había costado conseguir. Se estaba deshaciendo levemente, aquel ruido eran las gotas que caían mientras se derretía deformando sus formas perfectas. Era muy leve, pero lo suficiente para que la figura perdiera su perfección definición.
A ella le atemorizaba que llegara el verano, que el calor atacase a su cisne, que ese hielo perfecto se convirtiera en un charco sin forma, convirtiéndose en un mero recuerdo de su trabajo.
A pesar de temer, y de saber que sus miedos eran fundados, permanecía impasible escuchando como se derretía, eso sí, sin la tranquilidad que le caracterizaba.


martes, 8 de noviembre de 2011

Vendieron minutos...


El punto de encuentro lo marcaban unas letras mayúsculas como si de la X en un mapa del tesoro se tratase. Un saludo conocido y esperado. Comenzaron a moverse sin que ella supiera a dónde. Los nervios son mínimos pero existentes. Las palabras continúan brotando mientras las miradas se encuentran en determinados puntos de aquella carretera.
Los minutos pasan rápidos por comodidad, supone ella. Llegan al fin a aquel lugar que quiso regalarla porque sabía que le gustaba. Vendieron minutos, compraron sonrisas.”””.
El viento protagonizaba la escena, convirtiéndoles en meros figurantes mientras se contaban historias sobre aquel lugar. Su mirada clavada sobre aquel estanque donde una pareja de patos nadaban sincronizados. Bella danza que los humanos imitan.
Un puñado de frases sinceras que a ella le encantaba escuchar, no tanto por el contenido sino por parecer puramente verdaderas.
Su sonrisa no desapareció, a pesar de que las horas pasaban libremente frente a sus ojos.
Volvió a casa como una “brujita”.



miércoles, 2 de noviembre de 2011

Gotas de agua.


Se apoyó sobre aquellas grandes ventanas que siempre habían sido sus ojos al exterior. Su brazo comienza a empaparse del frío que las gotas transmiten desde el otro dado de ese cristal que comparten, que separa a ambos elementos permitiendo observar pero no calar.
Su mirada se perdía en el horizonte mientras las yemas de sus dedos perseguían el recorrido de las gotas que decoraban el cristal desde el otro lado. Mil pensamientos que la provocan una de esas sonrisas tan suyas, tan únicas, de esas que sólo se amplían hasta el infinito en soledad.
Su respiración se ralentiza como cada vez que el ruido del agua la acompaña, ese sonido que tanto la gusta…Y piensa una vez más, que todos los momentos especiales están rodeados de agua, siempre!. Coge aire oxidándose lentamente mientras sus ojos verdes continúan observando sin buscar. Para ella hay cosas que lo más cerca que las quiere es en la luna.
Continúa jugando con las gotas de agua sin poder llegar a tocarlas. De pronto una canción conocida comienza a sonar tras de ella. Con la misma lentitud con la que coge aire, se da la vuelta, coge el teléfono y ve en la pantalla un nombre conocido. Suspira profundo, sin que entienda la razón…Aunque intuye que es causado por la comodidad de quien “no dice la verdad, pero nunca la ha mentido”.
Su mejor terapia era no esperar nada a cambio, no pedir nada que no se hubiera cumplido ya en ese pasado imperfecto que tanto la gustaba tener en su mochila.
No jugaba con excesos insanos. No había perdido el norte para cambiarlo por un sucio sur, simplemente sus puntos cardinales se habían reorganizado. Su brújula continuaba funcionando perfectamente, perdiéndose donde ella decidía hacerlo.
Continuó observando ese exterior mojado, esas gotas que tanto la llenaban de calidez…Su sonrisa no podía ser mayor.

martes, 25 de octubre de 2011

Ella soñaba con ponerse aquel traje blanco.


Para ella toda la ilusión estaba en aquella ropa nada habitual que simplemente había visto en películas. Su día a día se encaminaba a que llegara el día en el que poder ponérselo. Sentía muchísima ilusión cada vez que pensaba en el día en que pudiera hacerlo… ¡Ya ves, por un trozo de tela que no era tela!.Al fin el certificado llegó a sus manos… Todo el equipo se quedaba en tierra, mientras ella, la que menos se esperaba que aprobase, lo hacía. La primera vez que se puso ese extraño traje de usar y tirar, fue uno de los días más importantes de su vida. Llegó a ese recinto que era su segunda casa desde hacía un par de meses con una sonrisa renovada. Su “buenos días” a sus compañeros ya no era el de antes.  No importaba si la noche anterior había dormido mal o bien, no importaba si había discutido o no, no importaba si la noche anterior alguien le había decepcionado… Sólo importaban los nervios sanos que le producía que llegara ese día.
Poco después de un año, hoy, presente, ordenando una parte de ese pasado que seguía revuelto, se encontró con un lazo largo que tenía un nudo. Comenzó a tocarlo con ambas manos, sintiendo cada pliegue rugoso de ese material que no era habitual ni mucho menos. Su cara se iluminó, su sonrisa se amplió hasta el infinito. Recordó que la primera vez que se puso aquel traje, la primera de verdad, la primera en la que no eran ensayos de la función final, cuando hubo terminado dentro de aquella zona estéril que tanto la llamaba la atención, lo rasgó para tirarlo a la basura y se dio cuenta de que quería conservar un pedacito de ese gran momento. Arrancó con la misma facilidad la tira más larga de aquel tyvek y se la guardó en el bolsillo. Ese era el lazo blanco que se había encontrado después de más de un año. Había olvidado lo feliz que la hizo aquel día. Lo plena que se sintió. Y se prometió a si misma que ese pedacito de tela, que no era tela, no volvería a perderse entre restos de un pasado revuelto.

“Hay quien muere por vestirse de blanco y recorrer un pasillo rodeada de gente hasta dar el “si quiero”… Ella sueña con volver a ponerse aquel traje blanco y recorrer un pasillo rodeada de gente sin tener que decirle a nadie que no sea ella misma “si quiero”.”

domingo, 23 de octubre de 2011

Un gracias con misterio.


Una habitación a oscuras. En medio una única butaca dónde se encuentra sentada. En frente una pared en blanco dónde comienza a proyectarse el cañón de luz. Permanece expectante sin poder quitar ojo a aquella pared mientras el silencio le acompaña y la soledad le rodea. No se siente cómoda con las espaldas descubiertas, sin saber si de un momento a otro algo va a sorprenderla por detrás.
Comienza la proyección haciendo desaparecer aquella imagen blanca. Empieza a ver mil y una imágenes de las que ella es protagonista, cómo si alguien la quisiera mostrar su vida foto a foto. Todos los momentos especiales se reflejaban sobre aquella pared, que hacía tan sólo unos minutos le parecía fría e inhóspita.
Sus mirada no era capaz de desviarse ni por una milésima de segundo. Dejó que quien había tenido a bien montarle todo aquello, le enseñara todo lo que ella ,quisiera o no, había vivido en el pasado. Muchas de aquellas imágenes se habían perdido en su recuerdo con el paso de los años. Otras eran más que recordadas por la importancia del momento. Durante unos minutos, no sabe cómo, pero consiguió llorar de alegría y a la vez de pena.Pasaba de un sentimiento a otro saltando como si de un juego infantil se tratase.
La palabra fin con una interrogación puso el broche final a aquella película que alguien se había esmerado en producir. Continuó respirando profundamente mientras a su alrededor ya solo quedaba oscuridad. Sus piernas no respondían, no querían levantarse de aquel lugar en el que le estaba siendo tan sencillo pensar. Después de ver todas las fotos de una vida, mil y un errores, otros tantos aciertos, se dio cuenta de que estaba orgullosa de lo que era…No era perfecta, tenía un millón de “erratas grabadas a fuego en la piel”, pero había conseguido que mucha gente no pudiera vivir sin sentir cercanos sus fallos.
Una mano tocó su hombro cuando ella pensaba que se encontraba sóla. No se movió. No consintió que el misterio se desvelara dándose la vuelta y sabiendo. Cerró los ojos y sólo pudo decir: gracias por quererme lo suficiente como para hacerme tan feliz.

sábado, 22 de octubre de 2011

Atrezzo de una función de tercera.


Comenzó a caminar. Aquella estampa era habitual para ella. La hizo habitual en el peor momento de su vida. Hizo callo en sus pies mientras aliviaba su pecho. Todos los días pasaba por aquel lugar, sin apreciar lo que significó en las hojas del calendario que ya estaban arrancadas.Un día más sus pies pasaron por allí, pero esta vez su mirada no se distrajo, esta vez sus ojos volvieron a clavarse en aquel banco de piedra que tanto le había escuchado llorar.
Se acercó tímidamente, estiró el brazo y dejó que su mano se empapara del frío de aquella piedra blanca que tantas veces le había arropado. Su mano comenzó a acariciar aquel pedazo de pasado con todo el cariño del mundo, a pesar de ser lo ridículo de la situación.
Se sentó y sacó un cigarro del bolso. Mientras fumaba observaba aquel cielo que era idéntico al que solía ver cuando allí se sentaba, cuarteado, con mil tonalidades, reflejando la luz que en el horizonte intentaba abandonar el día.
Calada a calada se consumían sus pensamientos. No solía pensar en aquello porque simplemente era algo superado, algo que no le movía una sola peca. Y en realidad, ni siquiera en esa situación pensaba en aquello, sino en ella hacía un tiempo.Lo demás era puro atrezzo de una función de tercera.
Se despidió de aquel lugar dándose cuenta de que su sonrisa había permanecido presente en todo momento, de que ahora le tocaba a ella crear nuevas situaciones que contarle a aquel fiel amigo de piedra que siempre le había dejado acompañarle.
No consentía que nada ni nadie perturbara su felicidad, porque al fin era feliz, porque al fin sabía lo que en esta vida importaba realmente.
Sobrevuela su cabeza lo que parece ser un pájaro que la llama tremendamente la atención.Como mujer curiosa que es, desvía su camino para poderle ver de cerca…Se posa encima de un árbol mientras ella busca el lugar perfecto desde el que poder ver bien a ese animal que ha despertado su interés. Resulta que es una lechuza. Un final perfecto para una noche interesante.

jueves, 20 de octubre de 2011

Brindis.


Su colonia seguía inspirando la respiración de quienes tenía junto a ella, aunque había cambiado. Muchas veces pensaba en aquel bucle loco en el que llevaba inmersa ya unos meses. Las preocupaciones no existían mientras su sonrisa permaneciera “iluminando” aunque fuera a media luz, a quienes tenían el detalle de gastar su tiempo junto a sus palabras.
El camino le había enseñado a caminar sin apartar las piedras, sin huir de los obstáculos… Ese camino le había regalado gente nueva que la hacía reir, y que le habían aportado esa gota de locura sana que necesitaba para tener una vida más que emocionante. No existía día como el anterior, las similitudes eran inapreciables… ¡ Constantes variables que diría ella!.
Una canción sin lazo pero enviada desde “el cariño, que no el amor” que describía a la perfección una parte de lo que ella estaba viviendo. Una sonrisa producida por quien dijo: “Volví al bar a la noche siguiente a brindar con su silla vacía”.
Todos en algún momento hemos brindado de ese modo, sin tener acompañante al levantar la copa, pero estos son los momentos que preceden a la soledad, a aquella compañera que es la más fiel y la más auténtica de todas. Una soledad elegida, una soledad rodeada de amor del puro de que no ama sino quiere.
Mirando a sus espaldas recuerda un sábado. Uno que no fue especial sino diferente. Uno que le aportó una historia más para ese libro suyo que rodeado de agua escribiría algún día y que ya tenía al menos un comprador.

martes, 18 de octubre de 2011

Silencios administrados.


Su inocencia se había desquebrajado, convirtiendo aquellas férreas convicciones en pequeños pedacitos irreconciliables que ya no casaban unos con otros. La tristeza no era algo que puediese formar parte de lo que ella era, al menos no en la actualidad y desde hace ya tiempo. Pero si es cierto que en ocasiones, buscaba entre sus neurones pequeños resquicios de lo que ella fue. Dejaba que estas le mostraran aquella personalidad que ya no era la que se ponía cada mañana antes de salir de casa, aquella que se caracterizaba por ser la versión en negativo de la que le acompañó las décadas anteriores. Seguía conversando consigo misma mientras se evadía de las palabras ajenas. Filtraba cada información que la llegaba riéndose sin disimular de las palabras que ella catalogaba como “no verdaderas”.
Las locuras sanas continuaban ocurriendo siendo atraídas por su campo de actuación, sin que ella buscara vivirlas. Se veía en lugares y situaciones nuevas, cosas de esas que ella tachó en el pasado con una mirada de reprobación. Su bipolaridad continuaba paso a paso sorprendiéndola a medida que su auto descripción era cada vez más borrosa pero más divertida. Nunca debió decir jamás, pues todos los jamases se han convertido en realidades efectivas. Pero su sonrisa acompañaba a cada respiración acompañada o sóla.
Administraba sus propios silencios sin que nadie tuviera ni voz ni voto en ellos. Dentro de esas cosas que ella no “solía” hacer, se encontraba con marcadores desiguales que le habían proporcionado más de una carcajada. Las siete de la mañana era una buena hora para volver a casa, aunque la mujer de rojo llevara ya en la suya cinco horas.
La especialidad de la casa era un guiso de locuras y espontaneidad que hacía que los días supieran de un modo especial.

domingo, 16 de octubre de 2011

El mar.


Un texto de esos que llevan escritos mucho tiempo, y que hoy me apetece compartir.

Ella necesitaba ver el mar.No paraba de pensarlo desde hacía ya un par de semanas. Quería no tener que tirar de recuerdo para sentir lo que siente cuando lo tiene delante.
Y ese fue el mejor regalo, encontrarse con él. Allí estaba delante de su tranquilidad, de aquello que le aportaba todo sin hacer falta nada. Cerró los ojos mientras escuchaba como las olas morían en la playa, cómo algunas extraviadas chocaban contra las rocas. Su respiración era lenta y profunda. Comenzó a notar cómo las gotas de lluvia caían sobre su piel, mientras ella permanecía inmóvil, sin abrir los ojos, sin dar la oportunidad de que algo cambiase en aquella situación que ella necesitaba tanto. Su reloj se aceleró, a pesar de lo ralentizado de su ritmo cardiaco. Normalmente cuando no veía, se sentía vulnerable, fácilmente atacable, pero en aquel lugar sucedía lo contrario…Sentía una relajación increíble, sin miedo a que nadie apareciera tras ella para asustarla o acelerarla.
Cuando las manijas del reloj ya habían perdido la cuenta de cuántas vueltas llevaban dadas, sintió el impulso de abrir los ojos. Se miró a la mano izquierda, y allí vió aquel anillo que tanto tiempo la había acompañado noche y día, que tanto había significado para ella.
Comenzó a caminar por el paseo marítimo sin perder de vista el mar, mientras jugaba con el muro que la separaba del mismo. Volvió a perderse en aquel manto azul, se quitó aquel pequeño anillo que tantas cosas había vivido junto a ella y lo dejó caer….Dejó que fuera engullido por aquella inmensidad sin vuelta atrás.

lunes, 10 de octubre de 2011

n!


Había vuelto a ver el sol brillar con toda su fuerza mientras de camino a casa charlaba con una de las personas más importantes de su vida, su gran amiga.  Compartieron surrealismos, como piezas de un puzle que necesita de unas cuantas para poder ver la imagen que esconde. Desayunaron en la cafetería en la que, mil y una historias se habían contado en un pasado lejano, en una edad de inexperiencia vital en la que sentían que se comían el mundo sin saber ni tan siquiera a qué sabía el primer bocado. Muchos intentaban conseguir que su sonrisa fuera compartida, intentaban hacer que su mirada se clavase durante más de un minuto sobre ellos, pero no resultaba.Ella era demasiado feliz jugando a un juego en el que se sentía plenamente cómoda. Su sonrisa, sus ojos, eran suyos aunque en ocasiones los compartiese, no se planteaba dejar que permanecieran más de dos suspiros en el mismo lugar.
Ya no consentía que un eclipse trajera consigo pánico. Por mucho que la tierra temblase, ella seguía tocándola con los dedos de sus pies. El olor a azufre no le era molesto, tan sólo continuaba mientras su alrededor mutaba una y otra vez sin parar…Pero a ella le daba igual, porque su felicidad tan sólo dependía de si misma. Su escepticismo era, como todo en ella, bipolar siendo una pieza importante del juego.
Había dejado de vivir vidas ajenas para centrarse tan sólo en la propia. Ya no observaba lo que ocurría en otros tableros, el suyo era el único que llamaba su atención. Su mirada no se desviaba más allá de lo necesario para seguir engordando su libro de vida.
A cada anochecer le acompañaba una tirada de dados, de unos dados con un millón de combinaciones posibles (n! ). Ninguna luna era igual que la anterior. Ninguna combinación se repetía por el momento, y eso incrementaba su satisfacción.
Una vez más tiró los dados, y consiguió sin tener que hacer nada, vivir tres noches para el recuerdo. De aquellas que ,cuando ella sea una anciana, serán en parte responsables de la sonrisa que la provocará al recordar esta época.
La guinda la pone un amigo sin sentido, una persona con la que a ella le encantaba hablar. De esos pocos seres que no complican la sencillez, que muestran con sinceridad las cartas que tienen y que la hace reir sin necesidad de sentir.
“La oscuridad es la ausencia de luz….El frío es la ausencia de calor…Grandes conversaciones que suelen acaban con un contador desigual, pero igualadas en carcajadas”.

viernes, 7 de octubre de 2011

Color sobre blanco.


Hacía ya más de una mes que conoció a aquel compañero de juego. Un compañero que no se imaginó volver a ver, ni tan siquiera supuso volver a escuchar su curiosa risa. Simplemente compartieron un cruce de palabras en el que se entendieron correctamente, sin mayores complicaciones. Nada del otro mundo. Tan solo le regaló una noche curiosa junto a otros compañeros de juego. Una noche eterna que le regaló una sonrisa porque finalizó como mejor podía, con una llamada de su mejor amiga charlando sobre aquella noche mientras esta se preparaba para ir al trabajo y ella cogía el autobús de vuelta a casa.
Pero la vida retuerce cada sensación, y nos depara lo que a ella le viene en gana de forma egoísta. Por lo visto, cual niña caprichosa, la vida había decidido que esa persona permaneciera en su vida, convirtiéndola en un amigo más que apreciado por ella. Un amigo con el que compartía todos los movimientos de pieza que ella realizaba día tras día en aquel juego loco sin reglas. Un amigo que había conseguido dar otro sentido a una simple llamada telefónica, y todo sin que hubiera ningún sentimiento, ninguna profundidad que no fuera la de amistad y cariño.
Son estos los regalos de una vida, que ponen color a un lienzo en blanco. Muchas cosas que contar y un par de oídos dispuestos siempre a reir y aconsejar en compañía.

martes, 4 de octubre de 2011

Dos caminos.


Se estaba complicando por decisión propia. Ella, que huía de todo lo que la implicara pensar más de dos minutos seguidos, de todo lo que podía perturbar su congelación. Había pasado un tiempo en el que los retrocesos a lugar seguro eran más que frecuentes, no daba vueltas a nada y en cuanto intuía que eso podía ocurrir se desvanecía del plano antes de que este le engullera. Continuaba siendo lo que era, caracterizándose por la ausencia de sentimientos que alimentaba su felicidad a diario. Pero volvía a recibir una pequeña dosis de ese elixir que para ella era venenoso, de aquel perfume que a todos gustaba y a ella le hacía temblar.
La ilusión que ella se permitía no era la que estaba observando. Pequeños rayos cálidos que a cualquier otro le harían permanecer impasible y tranquilo, pero que ella le hacía cerrar  los ojos y pensar en cómo evitarlos.
Ella prefería la claridad de lo práctico. El saber desde el minuto uno de la partida que esta sería grabada en vídeo pero sin posteriores visualizaciones. No le gustaban las sorpresas cuando se convertían en vicios contaminados. Que sencillo era controlarlo todo, hasta el día en que algo se desmarca de los esquemas que había creado con papel y lápiz y que en su día le habían supuesto más de un desvelo.
No la gustaba esa sensación de “libre albedrío”, pues este ya no formaba parte de su vida desde hace demasiado. Sabía el funcionamiento de su alrededor, sabía cómo pensaba su cerebro… Pero de pronto algo hizo que sus neuronas dejaran de estar en forma, ya no estaban tan rectas como debieran… Y eso no la gustaba ni un poco.
Miró el plano y vió que había dos caminos. Uno complicado y otro sencillo. El problema es que el complicado le hacía estar tranquila y el sencillo le complicaba estarlo. Bipolaridad que por segunda vez desde que comenzó a poner cruces le revolvía su existencia plenamente relajada.

lunes, 3 de octubre de 2011

Cada pliegue, cada peca.


Mil marcas sobre la piel que recordaban el paso del tiempo.Cosas vividas que habían ido dejando pequeños surcos, otras otorgadas en nacimiento como marca de identidad. Cada pliegue, cada peca, todo era propio, todo era único.  Lunares que dibujaban una constelación sobre su cuerpo. Algunos tenían más protagonismo que otros. Sobre su hombro, su marca por definición. Le encantaba mirar aquel lunar, que le recordaba la primera vez en la que su corazón sintió más allá de lo estipulado.
Todo deja huella de un modo u otro. Huellas que el tiempo en vez de borrar, acentúa para nuestro recuerdo. Somos un mapa sobre el cual se van marcando las cruces de los lugares en los que hemos estado, de las personas que nos han acompañado.
Somos prueba latiente de que hemos vivido, de que hemos sentido. Nadie puede arrebatar la realidad a quien ha sabido disfrutarla. Y a pesar de que su corazón seguía congelado, de que sus labios continuaban sellados, le encantaba reconocer que en otra época no fue así. Le encantaba recordar que en otro tiempo fue de un modo en el que hoy no podría ser. La gustaba el cambio que se había producido en ella, pero sin olvidar la esencia de lo que en el pasado fue.
Las montañas rusas ya no eran parte de su rutina diaria. La constancia se había instalado en su mundo bipolar aportándole los detalles que necesitaba para bombear rítmicamente. Sonrisa tras sonrisa. Mirada tras mirada. Detalle tras detalle.
Que divertido era dormir sin soñar. Que placentero era no decepcionarse por nada. No esperar, sino encontrar. 

domingo, 2 de octubre de 2011

Una botella de vino y una tableta de chocolate.


Aquella cala era el lugar perfecto para albergar aquella situación. Una toalla sobre la arena, sobre la que ella y su acompañante compartían las vistas del oleaje chocando contra las rocas. Una botella de vino y una tableta de chocolate son sus únicos compañeros mientras las palabras fluyen con una facilidad asombrosa. No hay silencios, ni incomodidades.Parece que se conocen de toda la vida. Siguen compartiendo todo sin que nada les interrumpa. Las letras brotan sin ser pensadas ni calculadas…naturalidad ante todo. Se hacen sonreir. ¡Qué importante es eso!. No controlan las miradas, pero no importa porque las voces marcan el ritmo. La brisa les mece mientras continúan contando lo que a ambos les une. Tienen mucho en común, demasiado quizá.
Todos nos perdemos. Toda vida tiene puntos en los que el color se desvanece, dejando intuir las formas simplemente por el contraste del blanco sobre el negro. Lo que en otra época nos hizo felices, a veces se convierte en el foco de nuestra tristeza. Demasiados pensamientos que recorren nuestro cuerpo intentado buscar soluciones que no se encuentran en otro lugar que no sea en nosotros mismos. Dudas que enturbian sonrisas pasadas que ,depende de la situación ,son o no recuperables.  Pero por experiencia propia aquella mujer sabía que todas las penas acaban, todas las dudas se resuelven si somos sinceros con nosotros mismos. Y eso es lo que ella intentaba trasmitirle a aquel amigo que había perdido la luz de su norte, que sólo podía ver la niebla que se interponía entre él y sus sentimientos.
Tan sólo buscaba la sonrisa de quien escuchaba lo que ella decía. No intentaba entender por qué la importaba esa sonrisa.No intentaba buscar las razones que hacían que aquella persona tuviera tanto en común con ella. No la preocupaba ser ella de verdad en un tanto por ciento alto frente a este compañero de juego. Se sentía relajada, ante lo que en otra situación no le hubiera aportado absolutamente nada.
El sol dejó paso a la luna, o la luna al sol. Ellos continuaron compartiendo lo que ni siquiera compartían con sus compañeros de toda la vida, mientras él acariciaba la espalda de su amiga a ritmo de consejos.


lunes, 19 de septiembre de 2011

Escribir es sentir.


Un lugar en el que ella últimamente solia pasar mas tiempo del acostumbrado. Un cruce de miradas sin premeditar. Una sonrisa tras otra mientras los ojos de ambos se encontraban entre la multitud. Curiosa forma en la que comenzaron a entablar conversación, aunque no tan curiosa en los últimos tiempos. Sus ojos, sin entender la razón, solían llamar la atención de sus compañeros de juego. Solían provocar cierta intriga en quien los miraba. Ella no entendía qué causaba tal efecto, pero lo causaba. En ocasiones se preguntaba si su mirada podría ser el último resquicio de lo que ella era en un pasado no tan lejano y a la vez tan distante de su realidad actual. Hacía poco, alguien le dijo que era lo único que le seguía recordando a lo que ella fue, era lo único que para aquel espectador no había mutado dentro de ella. Era la única ventana por la que mirar para poder intuir lo que su corazón helado albergaba, y sus labios congelados ya no compartían.
Pero simplemente dejaba que aquella ventana fuera admirada por quienes tuvieran el detalle de hacerlo. Reservaba sus pocos sentimientos para ella.Había aprendido a no compartir ciertos pedacitos de su ser. Había conseguido ser quien ella quería ser a pesar, de que para llegar a ese punto, tuvo que llorar hasta doler. No solía recordar, pero cuando lo hacía no sentía aquello que creyó nunca poder dejar de sentir. Sonreía, y eso la dejaba boquiabierta.
Sonrisa tras sonrisa, la conversación fluía. Locuras de esas noches que se alargan hasta que el sol lleva alumbrándo ya unas horas. Conociendo nuevos lugares en los que continuar hablando sin parar…Ella, a la que le encantaba hablar.

Su capacidad de síntesis había muerto. No podía contar su historia sin dar hasta el más mínimo detalle de la misma. Fotografiaba sin cámara cada momento, cada minúsculo gesto de quien se cruzaba en su camino. Sabía que su memoria era de perderse en el tiempo, sabía que esta no iba a recordar todos los grandes momentos que ahora estaban incrustados en ella.

Mientras, su corazón seguía cerrado por vacaciones, proporcionándola una paz que no recordaba haber sentido jamás.

Recibió aquel mensaje lleno de música.Aquel que nadie más podía ver. Letras que hizo propias y de las cuales nacen las últimas frases de este post.

"Sentir es escribir, escribir es sentir.Sólo ante el papel puedo liberar tensiones…Si esta es mi droga yo te invito a un gramo”. 

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Una carta para la amiga que me ha regalado la alegría de ser tía.


Miro hacia atrás, una infancia compartida y son todo buenos recuerdos. Fotos que son pruebas vivientes de aquella felicidad que sólo era completa cuando éramos las dos las que la vivíamos. Llegó el día en el que nuestras sonrisas se separaron. Caminos distintos andados a la vez.
Muchos años pasaron hasta que volvimos a encontrarnos. Años en los que crecimos y vivimos muchas cosas parecidas sin saber que la otra versionaba nuestras propias vivencias.
Una de esas amigas que son parte de tu familia, de lo que tú eres, una de esas personas responsables de que tu infancia fuese plenamente feliz.
Dieciocho años sin vernos, cuando no contamos más de veintisiete a nuestras espaldas. Y a pesar de no necesitar vernos para seguir siendo especiales la una para la otra, a pesar de ello y del paso del tiempo, nos seguimos necesitando, nos seguimos extrañando… Seguimos “compartiendo”  aunque sea a miles de kilómetros. Amistad que no tiene en cuenta la distancia, ni el tiempo. ¡Qué pocas hay de esas!.
Un día normal recibes un mensaje de esa persona que siempre, pase lo que pase, será especial para ti y te regala una de las noticias más bonitas que te han dado en tu vida. Resulta que aquella niña que se quedó para siempre con una parcelita en mi corazón, aquella a la que llevo echando de menos dieciocho años, esa misma, va a ser mamá.
Después de tanto tiempo mi amiga del pasado más lejano me escribe: “Vas a ser tía”. No recordaba lo bonito que era sentir algo tan fuerte, abrir el corazón para recibir cosas como esta. No recordaba lo bonito que era llorar de alegría…
Te mando desde España millones de besos y un FELICIDADES inmenso, porque ahora empiezas algo maravilloso.Te mando también un GRACIAS porque vas a hacerme tía y por hacer que nunca me olvide de este día.
 Conociéndote se que vas a ser una gran mamá. Te quiero mucho.