miércoles, 18 de julio de 2012

En forma de heptágono.

Su cerebró la transportó a la primera vez en la que en una situación tensa, desagradable o triste, su cerebro reaccionó haciendo que se riera sin control. Se acordaba perfectamente, aunque es cierto que no hacía tanto tiempo de aquello. Fué en un coche, mientras se desgarraba el corazón, sin querer hacerlo quiere suponer, y en ese segundo se sucedió ese primer clik que hizo que su sonrisa la protegiera y sus carcajadas la fortalecieran. Después de aquella primera vez, que como en cualquier otro caso no se olvida, (la primera vez siempre es "especial"), ese mecanismo ilógico y curioso de auto defensa había salido a la luz en media docena más de situaciones (que ella recordase).
Sus neuronas se reagrupaban en ciertos momentos de un modo curioso, como si unos soldados tomaran una posición en forma de heptágono para defender las murallas de su ciudad. Formas poco esperadas, cuasi poco lógicas, o de poca utilidad vistas desde fuera.
Otra de esas figuras absurdas pero que tanto se habían instaurado en ella, era la de reaccionar ante palabras cariñosas poniendo los escudos y sacando las lanzas. Sus palabras encaminaban dichas "lindezas" hacia la destrucción de su significado mediante cambios de programación a golpe de cómico cinismo.
Volvían a reagruparte sus neuronas, instantáneamente, sin tener que pensarlo, ayudándole hasta puntos muy distantes de los que caben en el entendimiento ajeno.

Había pasado de ser un ser simple, común y predecible, a otro en el que las sorpresas eran habituales hasta para él mismo, y complicado sin que lo pareciera.

Nada estaba estudiado, nada podía ser ensayado previamente, porque ni siquiera ella sabía el argumento de su novela...

Le encantaba leerse sin saber qué pasaría dos párrafos más abajo.

lunes, 16 de julio de 2012

Disney.

Aquella princesa fue creciendo, inevitablemente. Nunca creyó que el hecho de evolucionar cambiaría tanto su forma de ver aquel palacio, el bosque que lo rodeaba, el pueblo y a sus súbditos.
La mañana de su cumpleaños, hizo llamar a su doncella, la cuál era a la vez su gran confidente, para ir juntas a la cabaña del bosque a la que iba en verano cuando era una niña.
El trayecto se llenó de recuerdos, de dulces imagenes que le parecían cercanas en el tiempo. Cuando llegó volvió a verse con aquellas personas de las que había seguido recibiendo cartas, y que a pesar de no ver habitualmente formaban parte de su vida.
Comenzó a preguntar, interesándose por las novedades que hubieran sucedido en sus vidas, sin esperar más que buenas noticias.
Comenzó a ver que la realidad distaba mucho de aquellos recuerdos en blanco y negro pero con mil colores que le habían acompañado en el trayecto en carroza.
Le habían cambiado el cuento, la gente de su al rededor había vivido cosas que no eran tan perfectas como ella desearía.
Tras unas horas se sentó de nuevo en aquella carroza junto a su fiel doncella, regresando a palacio. El silencio fue el único protagonista hasta que lo quebró con unas pocas palabras: "no existe el felices para siempre".
Cuando hubo descansado de aquel agotador viaje, se sentó en la mesa junto a su amiga, que no pudo evitar interesarse por esas pocas palabras que viniendo de una princesa de cuento, eran más que novedosas.
La princesa, ante el interés de su amiga, comenzó regalándole una sonrisa. Le explicó que al fin se había percatado de los matices reales del cuento, de los detalles reales que se escondían tras las metáforas perfectamente definidas para públicos menores... El relato dejaba de hacer incapié en ciertos puntos de los cuentos, precisamente para no tener que enseñar la parte blanda de estos, para no tener que explicar que "el comieron perdices" escondía falta de liquidez, que el "vivieron felices" no especificaba en que proporción, que el "para siempre jamás" era algo que había que decir porque quedaba realmente mal cambiarlo por un "hasta que se acabó".

Al fin ella podía ver las partes de cuento que no se hacen públicas, aquellas que dignifican la historia a golpe de imperfección, las que humanizan a una dama que se cansó de su vagabundo.
Y lo mejor de todo es que lo hacía con una sonrisa, desde hacía cuatro días, desde que volvió a poner los pies sobre la tierra, desde que comenzó de nuevo a hacer caso a ese sexto sentido tan particular que le había regalado el escritor de aquellas páginas.
Le había hecho falta un beso de un príncipe encantado que ya conocía, y que no le regalaba complicaciones, para tener el deseo de comenzar el viaje hacia lo "cierto".

Al fin, ahora si se sentía de nuevo ella, sin cuentos que son relatos que esconden la parte que "puede herir la sensibilidad de los más inocentes" ...LLevaba tiempo creyendo que volvía a forjarse aquella máscara de porcelana que tanto la había protegido en el pasado. Pero fue hace tan sólo unos días, cuando realmente sintió que todo volvía a ser como debía... Como siempre propiciado por un beso de un "principe encantado"... Como nunca, sin esperar ni desear un baile con él al finalizar el beso.

(Para quienes prefieren no saber la parte oculta del cuento una sonrisa.... Para quienes preferimos saber lo que las palabras esconden, otra aún más plena).

domingo, 8 de julio de 2012

Ni por medio segundo.


"No se consiente un sólo día de tristeza, una lágrima, un momento de flaqueza.
Eso no era natural, no seguía los pasos de lo lógico, de la única realidad.
Pero así decidió caminar con su cinismo por bandera y su sonrisa como escudo.
Un sólo día suponía un millón de pozos en su cabeza.
Una palabra de socorro era un grito inútil y vago que no permitía.

No había vuelto a sentir la pena que se clava, aquella que no deja respirar.
Pero quizá no porque no hubiera sido lo normal, o porque no hubiera pasado en su antiguo yo, sino porque seguía sin consentirse volver a ser frágil ni por medio segundo."

jueves, 5 de julio de 2012

Una llamada...


Te hace pensar...

Demasiada gente en el mismo punto, en ese en el que el rumbo que se había marcado con tinta supuestamente permanente se ha convertido en un borrón, en algo que ya no está definido. Trazas de un futuro que vivían como presente pero que por un cambio de dirección del viento se convierte en espuma de mar empujada por las olas hasta que no se diferencia dentro de ese horizonte.
Ferreas convicciones que mutan segun los acontecimientos nos atropellan, cambiando las que preveiamos iban a ser caras tristes por sonrisas plenas.
Curiosa forma de ser la nuestra, esa en la que todo lo que afirmamos con paso firme, se convierte en lo contrario de lo que en el momento adecuado demostramos....Pero a todos nos pasa.
Sigo siendo la abanderada de la ausencia de siempres y nuncas, y cada día lo veo con mayor claridad.
Observo mi entorno, personas que son excelentes, pero se pierden y encuentran como los demás, caen en las mismas trampas del destino que quienes no están junto a mi.
Y sé que yo misma soy un ejemplo de ello... Sé que formo parte de ese grupo que dijo nunca, que tachó de incorrectas ciertas actuaciones y con el tiempo se sorprendió a si misma protagonizándolas sin preocupación, sin que estas siguieran formando parte de un todo negativo, al contrario.
Las décadas en las que forjas tus valores, tus pensamientos, tus juicios de valor, se resquebrajan en segundos, en días, en semanas, convirtiendo todo aquello en polvo que el aire aleja de donde tu estás, mientras sonríes sin dudarlo, sin sentirlo, simplemente reflexionando una vez cada millón, de esos cambios que la vida te regala sin lazo pero con capa.
Orgullo de lo que en otra época nos hubiera avergonzado, tranquilidad donde en el pasado hubieramos encontrado desvelos,.....Madurez quizá de aquellos que hemos tardado en crecer y lo hemos hecho a pesar de que jamás dejaremos de abrazar a Peter Pan de vez en cuando para volar como sólo él es capaz de hacerlo.

Solo digo lo que no digo, y tú sabes a lo que me refiero. Prefiero seguir descubriendo este mundo en el que los siempres no existen, aunque me regalen futuros inmediatos en los que me siento...me siento. No necesito, no añoro, no deseo.... Tengo.

Para todos los que se pierden, sólo decir que encontrarse llega en un segundo, en un click sin necesidad de actuaciones ni artificios. Lo que puede resultar oscuro, con el tiempo, se convierte en la claridad por la que anduvimos caminos que eran nuestros sin saberlo.

miércoles, 4 de julio de 2012

Un día regalado.

Los dos, uno frente al otro. Compartiendo vivencias, pensamientos, muchas carcajadas sin planificar.La noche aporta un calor atípico que brinda una tregua para que puedan estar en aquel lugar, lejos de tejados, de paredes y del  ruído de la gente. Curioso, que buscaran un lugar en el que el único testigo fuera el agua, ese que tanto le gustaba. Continuaban entre letras que sonaban a música, comodidad que no necesitaba ensayos, sonrisas de quien se conoce quedándoles mucho por conocer. Esas eran las compañías que más le gustaban, esas que por mucho que conozcas los lugares de su mapa, quedan otros tantos por descubrir.
El sol seguía bailando en el cielo dibujando su paso de lado a lado, comenzando a morir en el horizonte rojo. Su cámara tuvo un protagonismo notorio en aquel día, en aquella noche en la que el reloj murió como hacía mucho no lo hacía.
Le sorprendió verse a través de sus ojos, un reflejo puro de lo que no depende de ti. Su fortaleza era algo que a su acompañante le llamaba la atención, a pesar de que ella pensaba haberla dejado en gran parte en una época pasada. Le llamó la atención volver a escuchar aquello de que sus ojos, su mirada eran los únicos portadores de fracciones de fragilidad, de ternura. Los únicos que reflejaban partes de ella que no eran las que demostraba con sus pasos firmes, con su frialdad cínica, con su humor para todo que eliminaba hasta aquellas partes en las que debería haber un enfado.
Bastante sorprendida por las palabras de su interlocutor, ella desviaba ciertos temas encaminandolos a despersonalizar y "desprotagonizar" momentos, volviendo a la comodidad que tanto echaba en falta hacia un tiempo.
Era todo demasiado sencillo, increible en su haber.
Continuaron entre sonrisas, miradas, y palabras hasta que la noche comenzaba a morir en el cielo.
Una carroza de caballos le regaló la vuelta a casa, con un suspiro y un ¡Qué bien voy a dormir!.