Este texto lo escribí hace ya bastante tiempo, pero los momentos únicos son de esas cosas que no caducan.
Sentada en un muro de piedra.Pensando mientras la soledad la
acompaña proporcionándole una sensación increíblemente grata.
Cansada por beber sin sed como cada noche desde hace un
tiempo.Cansancio agradecido por todas las sonrisas que acompañan a sus
historias nocturnas.Sus gafas de sol ocultan lo que todos saben y comparten.La
gente pasa junto a ella saludándola con una sonrisa cómplice.
Continúa en aquel muro dejando que su vestido morado la proteja
de las piedras, mientras sus piernas plegadas la acompañan en una postura
libre.
Hace mucho se dio cuenta de que la solución a demasiadas
cosas es dejarse de preguntar los por qués, y desde entonces lo cumplía a
rajatabla. Todo era el ahora, nada tenía sentido o si…Pero, y que más da si lo
tiene?Sería mejor si fuera así?Ella lo tiene claro.Sin por qués continúa
pensando en todo lo que ha cambiado en su mundo rosa.
Siente mucho, sin sentir nada…Siempre le ha encantado la
bipolaridad de sus pensamientos.Ya no hace falta ser lineal, ni coherente, no
hace falta saber sin necesidad.
Su soledad sólo quebrada por aquellas sonrisas de
complicidad, se quiebra una vez más de un modo distinto.De pronto siente una
mano en su hombro que la saluda con una suave caricia.Sus ojos se encuentran
con los suyos, provocándole una tierna sonrisa.Soledad quebrada por quien ya se
ha convertido en amigo, a quien ella le ha contado cosas que por tiempo no debiera.
Comienza como siempre ese cruce de palabras sin
señalizar.Esas miradas cómplices que acompañan en el camino a cada letra que
sale de sus bocas.Sin necesidad de que al mover los labios sea poesía lo que
brote de estos, sin necesitar ilusionar palabras que no son bien recibidas.No
hay necesidades, simplemente continúan sin poner freno.
Las gafas de sol ya no son necesarias.Se las quita y las
apoya en aquellas piedras que marcan el escenario de su partida de ajedrez sin
tablero ni piezas.
Ambos continúan disfrutando la magia de lo nada mágico.
Esa mujer de mirada tierna, de sonrisa plena, de carácter
había cambiado el negro por el blanco.Nada era para ella como antes.Nada era
complicado.Sus creencias se desmontaron y ahora por fin era ella.Nada podría
ser mejor.Se sentía bien, todos la decían lo bien que la veían.La encantaba
escuchar lo auténtica que era de nuevo.
De pequeña se cayó en una
marmita de azúcar…y ahora era el momento en el que empezaba a salir la
sal de su piel.
Sus pensamientos volvieron a desquebrajarse al notar el
brazo de su acompañante rodeándola los hombros.Ella se apoyó en su pecho y continuaron
sin saber muy bien qué peones le quedaban a cada uno, pero eso daba igual, la
reina y el rey permanecían.
Sin soñar, viviendo.El tiempo es un mero ingrediente de una
vida que se estaba empezando a llenar de momentos que no la hacían pensar, que
no la hacían complicarse, que eran eso: momentos.