jueves, 25 de agosto de 2011

Momentos.


Este texto lo escribí hace ya bastante tiempo, pero los momentos únicos son de esas cosas que no caducan.

Sentada en un muro de piedra.Pensando mientras la soledad la acompaña proporcionándole una sensación increíblemente grata.
Cansada por beber sin sed como cada noche desde hace un tiempo.Cansancio agradecido por todas las sonrisas que acompañan a sus historias nocturnas.Sus gafas de sol ocultan lo que todos saben y comparten.La gente pasa junto a ella saludándola con una sonrisa cómplice.
Continúa en aquel muro dejando que su vestido morado la proteja de las piedras, mientras sus piernas plegadas la acompañan en una postura libre.
Hace mucho se dio cuenta de que la solución a demasiadas cosas es dejarse de preguntar los por qués, y desde entonces lo cumplía a rajatabla. Todo era el ahora, nada tenía sentido o si…Pero, y que más da si lo tiene?Sería mejor si fuera así?Ella lo tiene claro.Sin por qués continúa pensando en todo lo que ha cambiado en su mundo rosa.
Siente mucho, sin sentir nada…Siempre le ha encantado la bipolaridad de sus pensamientos.Ya no hace falta ser lineal, ni coherente, no hace falta saber sin necesidad.
Su soledad sólo quebrada por aquellas sonrisas de complicidad, se quiebra una vez más de un modo distinto.De pronto siente una mano en su hombro que la saluda con una suave caricia.Sus ojos se encuentran con los suyos, provocándole una tierna sonrisa.Soledad quebrada por quien ya se ha convertido en amigo, a quien ella le ha contado cosas que por tiempo no debiera.
Comienza como siempre ese cruce de palabras sin señalizar.Esas miradas cómplices que acompañan en el camino a cada letra que sale de sus bocas.Sin necesidad de que al mover los labios sea poesía lo que brote de estos, sin necesitar ilusionar palabras que no son bien recibidas.No hay necesidades, simplemente continúan sin poner freno.
Las gafas de sol ya no son necesarias.Se las quita y las apoya en aquellas piedras que marcan el escenario de su partida de ajedrez sin tablero ni piezas.
Ambos continúan disfrutando la magia de lo nada mágico.
Esa mujer de mirada tierna, de sonrisa plena, de carácter había cambiado el negro por el blanco.Nada era para ella como antes.Nada era complicado.Sus creencias se desmontaron y ahora por fin era ella.Nada podría ser mejor.Se sentía bien, todos la decían lo bien que la veían.La encantaba escuchar lo auténtica que era de nuevo.
De pequeña se cayó en una  marmita de azúcar…y ahora era el momento en el que empezaba a salir la sal de su piel.
Sus pensamientos volvieron a desquebrajarse al notar el brazo de su acompañante rodeándola los hombros.Ella se apoyó en su pecho y continuaron sin saber muy bien qué peones le quedaban a cada uno, pero eso daba igual, la reina y el rey permanecían.
Sin soñar, viviendo.El tiempo es un mero ingrediente de una vida que se estaba empezando a llenar de momentos que no la hacían pensar, que no la hacían complicarse, que eran eso: momentos.

lunes, 22 de agosto de 2011

Ladridos en la calle que acompañan a los pensamientos de un interior amenizados con música.


Una gran copa de vino en la mano, la mirada perdida en la chimenea.Como única luz, la del fuego balanceándose al ritmo de la música que decora aquella situación.Da sorbos cortos cogiendo la copa con ambas manos.Esa postura siempre la sale cuando está muy agusto.La música continua sonando mientras sus pensamientos recorren su cuerpo rítmicamente. Pensamientos vacíos en algunas ocasiones.Hace un repaso de la última etapa de su vida.Comienza a pensar en cómo la gente puede cambiar tanto y tan rápido.Cómo ella ha podido cambiar el negro por el blanco.Cómo alguien puede forjar durante décadas su personalidad, sus creencias, sus valores y que estos muten de positivo a negativo tan rápidamente.Continua bebiendo.
Era una incrédula, jamás creyó aquello de: “es que ha cambiado de un año a otro”.Y ahora en sus propias carnes vivía dia a dia la realidad de que en cuestión de días, de semanas, de meses lo que para alguien es malo, lo que ha tenido vetado, lo que tuvo la desfachatez de criticar en alto como algo que jamás haría,es ahora su presente,es lo que ella hace y desea hacer.
Lo malo se convierte en bueno según el prisma desde el que se mire.No deberíamos hablar muy alto, no deberíamos ni tan siquiera susurrar una critica a la forma de vida de los demás, porque ninguno sabemos en que momento todo lo que somos se transformara en todo lo que odiábamos.

jueves, 18 de agosto de 2011

Sin frío.


Tumbada en la cama, acompasando su respiración a la nada. Sus ojos siguen observando el alrededor sin perder un solo detalle mientras sus labios no se mueven ni un milímetro. Las palabras no son bien recibidas en aquel lugar. Pone los pies en el suelo, esperando notar ese frío que siempre es sorpresa aún siendo lo habitual. No lo siente. No entiende por qué es así. Dirige la mirada hacía el suelo intentando descubrir la razón que ha roto su rutina de sorpresas.
Está lleno de plumas blancas. Nunca había visto un blanco tan limpio, tan puro. El fondo negro no se ve, se ha convertido en una nube en la que sus pies comienzan paso a paso a caminar. Sigue el camino blanco mientras piensa sin poder dejar de hacerlo.
Sus pies dejan un pasillo atrás lleno de estas curiosas plumas.
Sigue buscando, como una niña pequeña la razón de que su suelo ya no sea suelo.
Llega a una puerta cerrada. Su mente continúa dando vueltas más rápido de lo que ella desearía. Respira profundo, esperando encontrarse tras la puerta las explicación a lo que está ocurriendo. Tiene miedo, pues no conoce las respuestas, incertidumbre más que sana que la hace sentirse como un gato curioso.
Sus manos reciben al fin, la orden de solucionar aquella duda. Ojiplática observa que las plumas son partes de las alas rotas de esos ángeles que la acompañan. Allí están como siempre, haciéndose participes de su dolor, de las lágrimas que ella derramó en un camino ya dejado atrás.
Estos ángeles han sufrido por ella, han sido heridos por su historia. Tienen las alas ensangrentadas, con poquitas plumas.
Estos seres especiales, han preferido ser dañados, perder su plumaje perfecto, a cambio de crear una nube en la que ella pudiera caminar sin frío.
Sus ojos ya no derraman lágrimas, ahora es ella la que ha de conseguir que sus ángeles recuperen sus plumas.

“Los ángeles de la guarda son aquellos que nos acompañan en vida y son capaces de transformar nuestras lágrimas en sonrisas perfectas”.