lunes, 13 de septiembre de 2010




La vida es extraña… cuando nacemos no paramos de llorar cuando en realidad es la etapa en la que mas cuidados estamos…somos frágiles, pequeños pero ,aunque después no nos acordemos, somos felices.

Con el tiempo llegamos a la etapa de los 7-9 años…etapa feliz en la que nos dedicamos a jugar en la calle con nuestros amigos, a reir, a sentir por primera vez amor (platonico, del que no hace sufrir pero si escribir en un diario que un dia cualquiera se convirtió en un gran dia porque ese chico te dio la mano en el recreo).
La ausencia de preocupaciones se difumina ,aparentemente , con la adolescencia… época en la que todos creemos que somos unos incomprendidos, nadie sabe por lo que estamos pasando (aunque curiosamente todos pasamos mas o menos por lo mismo)… Nuestra vida tranquila se ve forzada a dejar de serlo… Y, aunque las razones vistas desde la madurez no eran importantes, en ese momento se convierten en la mayor angustia que nadie “pueda resistir”. Amores no correspondidos que convierten un diario en hojas con mala letra, escritas con mucha tristeza y con lagrimas caídas sobre la tinta.
Pero tras haber experimentado las primeras veces de casi todo, el primer beso, la primera caricia, el primer desamor, el primer dia de fiesta, la primera amiga que te traiciona, el primer te quiero, la primera ausencia de un ser querido, el primer pedo vergonzoso… te das cuenta de que, como bien dicen los ancianos y alguna que otra cancion, cualquier tiempo pasado fue mejor.
Aunque me ha llegado la edad en la que la gente da supuesto que he de tener una “supuesta madurez” en la que todo lo anterior han de ser recuerdos del pasado y no parte del presente…aunque en esa edad la gente ya no salga de fiesta, no hable de locuras…yo no creía haber llegado a ese punto en el que la vida se ve desde el punto de vista de un adulto.
Sigo saliendo, sigo bebiendo con mis amigos….sigo volviéndome loca de felicidad con cosas que a otros les parecen superficiales pero que a mi me llenan de vida, como puede ser salir con mis amigos a hablar de lo primero que se nos ocurra.

Pero la vida, por mucho que yo vaya en contra, por mucho que intente seguir siendo “Wendy”, me demuestra que tanto yo como mi entorno ha madurado… y me lo demuestra a base de tortas, eso si tortas ajenas (por el momento he tenido suerte, ¡que dure¡). Y esas tortas, por desgracia, son partes de esta vida loca, una vida llena de cosas lindas que no valen nada cuando se pierde todo en un instante…

4 comentarios:

  1. Qué genial, hagamos una cosa, no crecer nunca... y a los demás que les den. Ellos se lo pierden :*

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  2. ....lo malo es que es gente que a base de "tortas" tienen que crecer... Así que espero que tu y yo nunca tengamos que crecer...

    Nerea

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  3. Voy a volver a publicar el post porque me lo ha cortado y falta el final...

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