martes, 10 de abril de 2012

En siete días..


En siete días.. Todo puede cambiar,podemos volver a inicio, resetear una parte extensa de nuestro pasado cercano. En su día me fue demostrado que las mutaciones en nuestros pensamientos pueden ser cuestión de un solo detalle, en un solo segundo. A veces esperas ansiosa ese click, ese algo que en un instante te saque de bucles que no quieres considerar dentro de tu historia.
En siete días.. Vuelves a ver nevar, a sentir ese frío tan particular en la cara, a escuchar esas voces que sientes tan tuyas, a mirar con complicidad a esas personas que tan bien te entienden y que de vez en cuando tienes la suerte de poder compartir con ellos un millón de risas y consejos sin necesidad de una pantalla de por medio.
En siete días… Recuerdas de nuevo, que todas aquellas promesas existieron por alguna razón. Recuerdas que fueron las responsables de que el barro no te cubriera del todo y acabara siendo un triste charco a tus pies. Alguien a quien quieres y te quiere, te recuerda lo feliz que eres cuando cumples lo que tú misma decidiste: “te cambia la sonrisa, el modo de mirar..”
En siete días.. Comienzas a desandar el camino. De nuevo retomas ese punto de inicio en el que “te encontraste a base de perderte”. Relajas tus sentidos sin tener que dar cuentas a nadie, sin tener que explicar las situaciones, sin tener que buscar los por qués más alla de que en ese momento te apeteció.
En esos días, siete, en los que la pérdida ha sido el punto de reunión, te sucede. Nada es todo al fin. Todo no es nada. Cambias para reencontrarte con tu yo de hace medio año…
“Te he visto sonreír de nuevo de ese modo tan especial, sabiendo que  vuelves a no mirar los ojos que te miran”.
Una frase que me ha gustado de estos siete días, más bien de estas seis noches: Amar es lo contrario a pensar.

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