viernes, 27 de abril de 2012

Todo influía...

Aquellas pinceladas de quien no conoció, esos tintes de colores que no estaban en su paleta  con olores rancios , sonidos de quien no quiere pronunciarse ni escuchar el tono de su voz. 
La distancia que no era geográfica, sino de las que se imponen los cerebros. Ésos retales de información que sabia que se callaban a su alrededor, y que ella conocía perfectamente a pesar de disimularla salvo excepciones puntuales en las que brotaban preguntas despistadas de sus labios, la espera de que se materializaran en palabras ajenas por sinceridad o por valentía.
Todo influía.
Se había empezado a perder en brújulas de nuevo, pero de un modo distinto. 
Le gustaría retroceder y limpiar partes del camino, poder extirpar las raíces de una esperanza que nunca florecería. 
Cuantas veces desearía a lo largo de su vida, poder volver a ciertos momentos para decir adios, para rematar una frase con una negativa, para alejar lo que el tiempo le ha demostrado nunca debió agarrar.
Sus prioridades estaban volviendo a cambiar. Había despersonalizado sus sentimientos, deseando en abstracto, queriendo en "simbólico".

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