La distancia que no era geográfica, sino de las que se imponen los cerebros. Ésos retales de información que sabia que se callaban a su alrededor, y que ella conocía perfectamente a pesar de disimularla salvo excepciones puntuales en las que brotaban preguntas despistadas de sus labios, la espera de que se materializaran en palabras ajenas por sinceridad o por valentía.
Todo influía.
Se había empezado a perder en brújulas de nuevo, pero de un modo distinto.
Le gustaría retroceder y limpiar partes del camino, poder extirpar las raíces de una esperanza que nunca florecería.
Cuantas veces desearía a lo largo de su vida, poder volver a ciertos momentos para decir adios, para rematar una frase con una negativa, para alejar lo que el tiempo le ha demostrado nunca debió agarrar.
Sus prioridades estaban volviendo a cambiar. Había despersonalizado sus sentimientos, deseando en abstracto, queriendo en "simbólico".
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