miércoles, 18 de julio de 2012

En forma de heptágono.

Su cerebró la transportó a la primera vez en la que en una situación tensa, desagradable o triste, su cerebro reaccionó haciendo que se riera sin control. Se acordaba perfectamente, aunque es cierto que no hacía tanto tiempo de aquello. Fué en un coche, mientras se desgarraba el corazón, sin querer hacerlo quiere suponer, y en ese segundo se sucedió ese primer clik que hizo que su sonrisa la protegiera y sus carcajadas la fortalecieran. Después de aquella primera vez, que como en cualquier otro caso no se olvida, (la primera vez siempre es "especial"), ese mecanismo ilógico y curioso de auto defensa había salido a la luz en media docena más de situaciones (que ella recordase).
Sus neuronas se reagrupaban en ciertos momentos de un modo curioso, como si unos soldados tomaran una posición en forma de heptágono para defender las murallas de su ciudad. Formas poco esperadas, cuasi poco lógicas, o de poca utilidad vistas desde fuera.
Otra de esas figuras absurdas pero que tanto se habían instaurado en ella, era la de reaccionar ante palabras cariñosas poniendo los escudos y sacando las lanzas. Sus palabras encaminaban dichas "lindezas" hacia la destrucción de su significado mediante cambios de programación a golpe de cómico cinismo.
Volvían a reagruparte sus neuronas, instantáneamente, sin tener que pensarlo, ayudándole hasta puntos muy distantes de los que caben en el entendimiento ajeno.

Había pasado de ser un ser simple, común y predecible, a otro en el que las sorpresas eran habituales hasta para él mismo, y complicado sin que lo pareciera.

Nada estaba estudiado, nada podía ser ensayado previamente, porque ni siquiera ella sabía el argumento de su novela...

Le encantaba leerse sin saber qué pasaría dos párrafos más abajo.

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