martes, 6 de octubre de 2015

"Sin Volar"

Continuaba (in)volucionando, en ocasiones hacia caminos que no le apetecía recorrer.
Sus peculiaridades iban mutando, permaneciendo en esencia pocas o ninguna de las que se daban por supuesto en calendarios pasados.Era un buen ejemplo de que las vivencias nos cambian, aunque sea simplemente de cara a nuestro público.

Seguía siendo una enamorada de las historias, incapaz de enamorarse. Su descripción se le escapaba… Los ojos que la miraban veían algo que para ella era desconocido.

Lo habitual es desconocer  en qué momento, por qué razón, cambiamos… O eso tengo entendido. Uno de esos puntos curiosos suyos era que sabía ponerle fecha y hora a ese cambio… A ese deshielo parcial por su parte norte, y fortalecimiento de sus defensas por su parte sur.

Maestra de libros escondidos, de relatos incansables que no eran capaces de caducar.
Quizá llega un momento en el que la fuerza no desaparece, pero se toma un respiro para dejarnos ser humanos por un rato… Y eso a ella la disgustaba profundamente.

Su fortaleza venía precisamente de la auto convicción de no permitirse ciertos términos en su historia. Cuando pasaba el tiempo, en ocasiones observaba que había dejado ciertos asteriscos a pie de página que iban en contra de esa premisa tan indispensable suya.

Pequeñas licencias otorgadas al lector incorrecto, a la historia incorrecta.
La claridad de sus palabras se veía difuminada por esos pies de página con permiso firmado. Un único culpable conjugado en primera persona del singular.

Era complicado… Sus alas continuaban adosadas a su espalda, fuertes y grandes, pero llegó un día en el que se percató de que hacía demasiado que no las batía. Ese reposo inconsciente, le enrabietaba por pura culpabilidad… No podía enfadarse con nadie que no fuera ella misma.
Es fácil (demasiado fácil) señalar con el dedo y culpabilizar a los demás, pero si algo le seguía quedando era precisamente que no jugaba a eso.

El problema de jugar al azar es este… Los resultados no son algo que controlemos, no podemos saber resultados antes de que ya estén grabados a fuego en un cuaderno del que no podemos borrar ni una sola letra.

Posiblemente se había cansado hace tiempo de jugar con cartas que fueran buenas o malas, no buscaban el órdago, no luchaban por ganar la partida… Cartas que no eran responsables… Era ella la que dejaba,la que permitia que sus contrincantes ganaran fichas que no les pertenecían.
Partidas perdidas sin poder señalar, más que en un espejo.






                        "Sus alas le echaban de menos, intentaban despertar sus ganas de volar."

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