domingo, 18 de octubre de 2009

Rutina Rota Por La Sorpresa De Lo De Siempre


Sorprendida desde su rutina, solo le hizo falta mirar a través de la ventana del autobús. Una cosa tan habitual, una vivencia tan “diaria”, una cosa tan normal…un momento del día a día que se convirtió en algo mágico y distinto. Una rutina rota por la sorpresa de lo de siempre.
Todos los días paseamos por la calle, salimos de nuestra casa para comprar el pan, ir al trabajo, o a ver a ese profesor que te martiriza día a día dándote esa asignatura odiosa de la que tus compañeros hablan en los descansos de clase no con muy buenas palabras…Todos los días salimos de nuestra casa, de nuestro palacio de “seguridad” para bajar a la realidad, una realidad que a menudo no apreciamos, que se ha convertido en el decorado de nuestras vidas, aunque cambia dependiendo el segundo.
Hasta que un día, con la única cámara que nuestros propios ojos y el único efecto de lente que el que te puede causar el cristal sucio de un autobús, te das cuenta de todo y de nada, te fijas en lo que lleva mucho tiempo siendo simple atrezo, fotografiando cada instante, cada mirada, cada gesto…Como si de un gran fotógrafo de la vida se tratase.
Sus ojos se clavaron de pronto en esa calle por la que había pasado un millón de veces en el último año, esa calle que nunca estaba vacía, en esa gente que paseaba tranquilamente o iba con prisas a algún sitio. De pronto pensó para ella: que curioso es, al mirar a la gente sabes si están contentos, o preocupados, o tienen problemas, o…Es curioso seguía pensando mientras no conseguía dejar de observar a esas personas que de pronto tanto la estaban importando. Un niño poniéndole morritos a su madre mientras al mismo tiempo la mira con admiración y respeto, un pobre loquito que no le pide nada a nadie mientras que se nota que alguien le ha “regalado” mucho dolor, gente de su edad que va hablando por el móvil con alguien que le hace sonreír…y de pronto eso pasa de ser algo meramente común, a algo realmente interesante.
De pronto, una ruido que la saca del trance, y se da cuenta de que se tiene que bajar del bus. Mientras camina el cuarto de hora que la separa de esa parada a su casa sigue fijándose en todos los de su alrededor, sintiendo pena por quien se ve triste, sintiendo alegría por quien se ve bien…sintiéndose humana plenamente.
Llegando la noche se tumba en su cama y mientras se estira disfrutando del gran espacio que la rodea, se da cuenta que ese día ha sido especial, que ha valido especialmente la pena porque ha sido un día que le ha regalado una sociedad humanizada, una sociedad en la que todo el mundo cuenta, cada gesto es importante…”y así, cerrando los ojos, sintió una paz increíble, porque aun habiendo visto cosas tristes, igual que ella se había molestado en mirar mas allá de su palacio de cristal, habría mas gente que lo hubiera hecho,y por que no pensar que se había cruzado con una persona en su misma situación?.”Que bonito es sentirte cerca de la gente”pensó mientras se despedía de un buen día, entre las sabanas de su mullida cama.






Ella, la chica de la que siempre escribo, viviendo un dia humanizado en una sociedad sin rostros en la que todos los de nuestro al rededor son borrones en un escenario de costumbres.

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