viernes, 18 de mayo de 2012

Mayo.

Hace un año...

Aquel mayo en el que todo se trastocó, en el que dejé de encontrar el norte que siempre había tenido escrito en la piel, ese en el que me perdí a la hora de volver a casa. Recuerdo cómo me sentía, cómo eran las interminables noches, cómo eran los incansables días. Muchos autobuses huyendo de realidades, muchas palabras cruzadas intentando resolver dudas que nunca lo fueron. Muy cansado, todo fue muy cansado.
Con el tiempo te preguntas cómo será el aniversario de aquel momento en el que no sabía ni quien era... ¿Me acordaré de las fechas?...¿Me dolerá?...¿Me seguiré sintiendo vacía?...
El tiempo me devolvió la sonrisa, renovándola y regalándome una más plena de la que conocía, "distinta" decia la gente. Me encontré rápido a pesar de haberme perdido en exceso. Comencé a perderme pero de un modo distinto, de ese modo tan sano en que cada día era un juego y cada noche una aventura. Tengo que agradecer a ese tiempo muchas nuevas amistades, muchas nuevas historias, muchas sonrisas arrancadas y prestadas. Me enseñaron a olvidar lo malo de aquello y acordarme de lo bueno.
Aprendí mucho de aquello aunque queda más que claro que me queda otro tanto por aprender.
Hace un año...
Así que toca hacer ese pequeño balance de situación, ver en él, nuestro haber y debe para comprobar si las cuentas salen. Las heridas quedaron cerradas, la paz llegó a mi cabeza hace demasiados meses...
Es curioso, al final voy a odiar mayo, o al menos ciertos días...Porque, como casi todo en mi vida, las coincidencias son asombrosas. "Patrones que se repiten", gran frase que he escuchado de varios labios.
Hace ya un año, y miro atrás pudiéndolo hacer con una sonrisa, valorando cosas que no valoraba, y asumiendo la realidad de lo que viví pero sin reproches ni rencor.
Y lo hago desde un mayo particularmente ""curioso"", en el que ciertas fechas se han convertido en conversaciones que rememoraban "mayos" pasados.
Nada que ver... Pero todo que sacar.

Me gusta el balance global a pesar de que, como en cualquier balance, hay pequeñas inversiones que hubiera suprimido si hubiera sabido que los intereses iban a dejarme sin ganancias. Pero bueno, por algo dejé económicas, ¡la inversión de capitales no es lo mío!.

Yo, la llorona, la débil, la que no sabía superar ciertas cosas... Resulta que se convirtió en un ser relativamente fuerte, con las cosas claras y que asumía lo que llegase. Me convertí en alguien que ha llorado en tres ocasiones en este tiempo, dos por emoción o felicidad y otra....Otra hoy, por palabras que intentaron ,supongo, no dañar pero han dolido, ¿qué se le va a hacer?. Resulta que dentro de no sentir mucho en mi vida normal, hoy mi corazón ha decidido latir una gota para dejar escapar unas cuantas lágrimas.

He evolucionado a pesar de siete golpes de involución. Pero la involución no deseada, esta que a golpe de mi número maldito (siete) volvió a mi, me ha ratificado mi pensamiento de septiembre, ese en el que tus vivencias te habían dejado claro que no debes tener fé ciega en nada, no debes regalar partes de ti...

Supongo que se avecina otra de esas épocas mías en las que después de no sentirme bien, siento que el mundo es mío y lo vivo a diario de un modo loco pero sano como si mañana fuera el fin, sin preocupaciones, sin dejarme involucrar en historias ajenas, y lo que es más importante acorazando cada pedazo de mi ser para que los misiles no lleguen a dañar las bases de armamento.

Único fallo de la jugada, el haberme consentido perder mi yo acorazado,a cambio de "regalos" inclasificables. Único responsable de ello, yo misma, sin duda..................Coraza que hoy siento rearmándose con fuerza.



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