martes, 9 de noviembre de 2010

Salamanca día 1



Callejeo por las calles que me han visto ser feliz plenamente durante años, calles siempre mojadas llenas de belleza que me transportan a épocas pasadas en las que las damas esperaban de buena gana conocer a aquel que su familia consideraba digno de su dote. Miro hacia los lados, admirando las piedras que forman mi camino. Fachadas llenas de historia, silencio absoluto que me acompaña a mis pasos, mientras el viento hace murmurar a los árboles, agitándolos al compás de ese tétrico silencio. Empieza a acompañarme una canción que siempre me ha dado muy buenas vibraciones (aunque el videoclip sea lo peor), y desaparece lo sombrío del instante.




Caminos andados ya por muchos, que llevan todos al mismo lugar. Y de pronto entre pensamientos, una sonrisa se asoma a mi rostro...¡he llegado!. Levanto la mirada esperando que esté igual que cuando la dejé, esperando que su belleza no forme parte de un recuerdo idealizado. Y levanto los ojos por fin, y la veo, la plaza Mayor, mi plaza Mayor. En ese mismo instante mis ojos me sacan de ese error...no está idealizada, es simplemente perfecta.
Me encamino al reloj, donde todos los estudiantes quedan a modo de tradición en esta maravillosa ciudad. Curioso, he vivido aquí casi tres años, y es la primera vez que quedo en este lugar. Me siento cómoda, pero nerviosa por esperar a una gran amistad, que hace cuatro meses que no veo.
Pasan los minutos, pero para mi son segundos. Admiro ese "paisaje" que me ha acompañado tanto y tanto tiempo. En ese mismo momento, siento la necesidad de escuchar una canción que me acompaño en mis ratos de soledad el primer año de vivir aquí...Y la escucho.





De nuevo lo curioso accede a mi visita. Nos dirigimos a tomar algo, a algún lugar tranquilo donde poder ponernos al día...y resulta que la opción que me da es ir a un bar al que siempre quise ir viviendo aquí, pero nunca pude ir. Compañía perfecta, conversación perfecta, tarde perfecta.

Pasan las horas y ese "caballero sin caballo" que gentilmente me ha rescatado en la estación, llega a casa, su casa (aunque sentimentalmente una gota es mía, puesto que me ha recibido con un gran regalo: una copia de las llaves hecha en el momento de llegar yo, para mi). Y volvemos a vivir una noche de tableta de chocolate pero sin chocolate...riendo,hablando,aconsejando...¡riendo!.

Día perfecto!lugar perfecto!

Calles siempre mojadas.

3 comentarios:

  1. wow! me ha gustado mucho! pásatelo muy bien! buena prosa!

    Un regalo: http://vimeo.com/16562165

    besos,tq

    ResponderEliminar
  2. desde luego una tarde perfecta, habría sido feliz aunque solo hubieras estado en Salamanca esa tarde!! me encanta q te guste mi ciudad, reunirnos en ella será siempre genial de verdad!!! un besazoo!! (Paula)

    ResponderEliminar
  3. Javi: me alegro mucho de que te guste,y más aún del regalito que me has hecho.Mil gracias. Te quiero.


    A mi anónimo, es decir rubi,no sabes la ilusión que me hace que me hayas comentado y que me digas cosas tan bonitas.
    Necesitaba verte y tener una de nuestras tardes, café en mano, y lo que es más importante juntas. Millones de besss.

    ResponderEliminar