lunes, 12 de septiembre de 2011

Derritiéndose.


Había recibido un pedacito adelantado de lo que más miedo la daba en ese momento. No era una porción lo suficientemente grande como para ser significativa, pero aun así la había hecho que la temblasen las piernas. Su paz continuaba adosada a ella sin mutaciones, pero ese pedacito envenenado la incomodaba.
Su falta de necesidades, todavía presente, había demostrado tener una minúscula fractura. Y a pesar de su tamaño ella temía esa debilidad. Era una mujer fuerte, o en ello la habían convertido, y cualquier miga de sentimentalismo la hacía retroceder en sus pasos hasta lugar seguro.
Su corazón se había transformado, en parte se había helado…Pero esto no era algo que esconder, al contrario, era algo de lo que ella se sentía particularmente orgullosa. Y cualquier pizca de nuevos sentimientos no la producían buenas sensaciones.
Eran, claramente, sentimientos de tercera, mínimos, casi inapreciables…Pero rompían su estructura helada y eso, repito, no la gustaba.
No quería plantearse absolutamente nada, y aún continuando sin hacerlo, este tipo de cosas la hacían ver que posiblemente llegaría el buen tiempo, y con él la caducidad de ese hielo del que estaba tan orgullosa.

5 comentarios:

  1. eres laísta

    pero muy bonito

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  2. pa k veas k cuando no es un coñazo tambien t lo digo

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  3. Soy mogollón de laista....JEJEJEJEJEJE. Debería comenzar a controlarlo... XD.
    Muchas gracias aunque no se quien eres.

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