Había recibido un pedacito adelantado de lo que más miedo la
daba en ese momento. No era una porción lo suficientemente grande como para ser
significativa, pero aun así la había hecho que la temblasen las piernas. Su paz
continuaba adosada a ella sin mutaciones, pero ese pedacito envenenado la
incomodaba.
Su falta de necesidades, todavía presente, había demostrado
tener una minúscula fractura. Y a pesar de su tamaño ella temía esa debilidad.
Era una mujer fuerte, o en ello la habían convertido, y cualquier miga de sentimentalismo
la hacía retroceder en sus pasos hasta lugar seguro.
Su corazón se había transformado, en parte se había
helado…Pero esto no era algo que esconder, al contrario, era algo de lo que
ella se sentía particularmente orgullosa. Y cualquier pizca de nuevos
sentimientos no la producían buenas sensaciones.
Eran, claramente, sentimientos de tercera, mínimos, casi inapreciables…Pero
rompían su estructura helada y eso, repito, no la gustaba.
No quería plantearse absolutamente nada, y aún continuando
sin hacerlo, este tipo de cosas la hacían ver que posiblemente llegaría el buen
tiempo, y con él la caducidad de ese hielo del que estaba tan orgullosa.
eres laísta
ResponderEliminarpero muy bonito
pa k veas k cuando no es un coñazo tambien t lo digo
ResponderEliminarSoy mogollón de laista....JEJEJEJEJEJE. Debería comenzar a controlarlo... XD.
ResponderEliminarMuchas gracias aunque no se quien eres.
Ah ok.Gracias anónimo. :-)
ResponderEliminar:-)
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