lunes, 10 de septiembre de 2012

Bruja....o quizá!.

Cerré aquella puerta con la llave de la indiferencia, del silencio. No me sorprendió tener que tomar la decisión, sabía desde hacía mucho que el fin de ese capítulo sería tal y como después resultó. Quizá sea algo bruja, cosa que ya he escuchado en más de una docena de situaciones.... O quizá tenga un don para ver en los ojos de quien me mira lo que reflejan, a pesar de las mentiras o las palabras conveninentemente orquestadas para o por la conciencia.
Sólo sé que cerré con fuerza, con decisión, y no me arrepiento en absoluto.
Pero a base de coleccionar llaves que sólo sé  yo a las cerraduras que pertenecen, algo dentro de mi se cansó de conocer los mundos que se esconden tras puertas que nunca había cruzado.
Ciclos, como siempre digo.
Esos viejos trozos de metal que tienen el poder de descubrirte mundos, de hacer que accedas a ellos, y puedas o no disfrutarlos, no pesan en la mochila a pesar de su robustez. Sólo me recuerdan quién soy, y sobre todo quienes son los demás. Me trasladan al mundo de los recuerdos, donde a pesar de finales de capítulos extraños, mis labios se tornan en sonrisa sin poder ni querer evitarlo.
Pero a pesar de ello, cierto es que lo que te sucede, te cambia, unas veces para bien, otras para mal, pero inevitablemente nos cambia. Transforman pequeñas partes de nosotros, que son maleables segun las experiencias leidas, y los paisajes vistos.

He decidido, tras un par de días de encontrarme retales de vidas pasadas, cerrar ciertos capítulos, que a pesar de que ya acabé de leer y simplemente son recuerdos, han de ser eliminados del libro.
He decidido enterrar las llaves que a pesar de no pesar, sé que no quiero tener conmigo, porque nunca más tendré ganas de ver lo que las puertas que abren esconden.

He decidido romper un sobre con algo dentro que huele a mi y que hubo un tiempo en el que sólo verlo me producía una ilusión ficticia.

He decidido conservar una llave, la única que a pesar de que también sé que no volvería a utilizar me recuerda el único mundo que en ciertos momentos valió la pena ver, en el único en el que temporalmente las cosas eran lo que parecían, sin ser fantasías ópticas de quién desea que veas lo que nunca fué.

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