En nuestras manos está cuidar nuestra vida. Las pequeñas
cosas que la componen, que distan de la perfección, pero nos dan retales
felices que guardamos con cariño. Tenemos un deber para con nosotros mismos,
mimar nuestro entorno con delicadeza y cariño. Acunar los detalles dulcemente
para provocar felicidad a quienes forman parte de lo que somos, proteger con
nuestro cuerpo a quien necesita luchar contra sus fieras, acariciar las
situaciones ajenas para provocar tranquilidad en esos corazones que albergan un
pedazo en el que somos protagonistas.
Regalar detalles no tangibles a los hombros que permanecen
ahí por si necesitas apoyarte para continuar.
Nadie está sólo si se rodea de amor, del puro, del que no
espera nada a cambio, del que provoca desvelos en otros por una falta propia de
carcajadas.
Es tan sencillo cuidar las pequeñas cosas, sabiendo todo lo
que ganas. No existe nada mejor que ver que tu “familia elegida o impuesta” se
levanta por la mañana sin poder evitar esbozar una sonrisa…
Decidamos cuidar como se nos cuida…Decidamos ilusionar como
nos ilusionan…Decidamos regalar felicidad para ser felices de verdad.
Acabo con dos frases una propia y otra no, que me encantan:
-
Una vez alguien me dijo: "Todo lo bueno se
acaba terminando", yo añado: Todo comienzo, tuvo un fin que lo propició.
-
-
“No trates como prioridad a quien te trata como
una opción”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario