jueves, 14 de julio de 2011

Erratas.

No pasaba por la vida sin más.Dejaba huella a su camino, fuese para bien o para mal.Hasta gente que nunca la conoció hablaba de ella sin mayores tapujos como si desde el desconocimiento eso fuera posible.
Esa mujer no tenía nada de especial, ni mucho menos.No era nada que sobresaliese de lo común.Pero sin razón aparente dejaba bastantes marcas a sus espaldas.
Tenía un millón de fallos y unas cuantas virtudes, pero solía no ser desalojada del corazón de quienes le conocían...aún con el trascurso de años ella permanecía.
Demasiados fallos en comparación con las virtudes?Quizá, probablemente si.Pero había tenido suerte, siempre se había rodeado de gente que valoraba esas "pocas cosas buenas" como si de lingotes de oro se tratasen.A lo mejor porque ella nunca escondía lo que era.O por pura suerte, nunca lo sabremos.Pero tenía esa suerte.
Quien estaba cerca, repetía.Quien la quería lo hacía de la forma más plena posible, quien no la quería lo hacía con la misma intensidad.
Era afortunada.Ese gran grupo que la aportaba amor, se lo aportaban de la forma más completa posible.Es decir eran gente que la tiraban de las orejas cuando consideraban que no había hecho algo bien y que la apoyaban cuando creían que lo realizado era correcto.Sin tapujos, sin actuaciones.Porque querer es así, es pleno, es visceral, es con la sinceridad en la mano.

"Soy afortunada", seguía pensando mientras miraba esos billetes de avión que un miembro novel de ese colectivo la había regalado para compartir algo nuevo y no prestado.
Y siguió con su disertación mientras no alejaba su mirada de aquellos pedazos de papel que necesitaban una respuesta.

Hasta quien ya no la quería reconocía su bondad.Una de esas virtudes excasas pero virtudes dentro de un mar de fallos.
Reconocían su fidelidad absoluta, no en pareja sino fidelidad entendida como algo más importante, aquella que se tiene hacia los sentimientos que en un pasado sintió, coherencia hacia lo que una amistad significa.Fidelidad es un término mucho más complejo de lo que nosotros solemos pensar.

Y dentro de ese mar, con sus mil erratas escritas a fuego en su personalidad, observó que ese pequeño punto a su favor era suficientemente poderoso como para respetar a quien dijera lo contrario.

Esos pedazos de papel siguieron convirtiendo un "no" en "no se".

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