sábado, 2 de julio de 2011

Despertares.

Suena el despertador.Con su lentitud de despertar caracteristica intenta desperezarse mientras entre ruidos procura alcanzar la mesita para apagar ese infernal sonido.
Se queda durante minutos sentada al borde de la cama mientras su mente hace un repaso de lo soñado.
Sus piernas aún no tienen fuerzas, sigue en el borde de la cama.
Pasa el tiempo y llega el momento en el que su cerebro hace clic, como cada mañana y la ordena levantarse.
Comienza su día, numerado en un calendario propio, en el que el número treinta no existe.

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