jueves, 20 de octubre de 2011

Brindis.


Su colonia seguía inspirando la respiración de quienes tenía junto a ella, aunque había cambiado. Muchas veces pensaba en aquel bucle loco en el que llevaba inmersa ya unos meses. Las preocupaciones no existían mientras su sonrisa permaneciera “iluminando” aunque fuera a media luz, a quienes tenían el detalle de gastar su tiempo junto a sus palabras.
El camino le había enseñado a caminar sin apartar las piedras, sin huir de los obstáculos… Ese camino le había regalado gente nueva que la hacía reir, y que le habían aportado esa gota de locura sana que necesitaba para tener una vida más que emocionante. No existía día como el anterior, las similitudes eran inapreciables… ¡ Constantes variables que diría ella!.
Una canción sin lazo pero enviada desde “el cariño, que no el amor” que describía a la perfección una parte de lo que ella estaba viviendo. Una sonrisa producida por quien dijo: “Volví al bar a la noche siguiente a brindar con su silla vacía”.
Todos en algún momento hemos brindado de ese modo, sin tener acompañante al levantar la copa, pero estos son los momentos que preceden a la soledad, a aquella compañera que es la más fiel y la más auténtica de todas. Una soledad elegida, una soledad rodeada de amor del puro de que no ama sino quiere.
Mirando a sus espaldas recuerda un sábado. Uno que no fue especial sino diferente. Uno que le aportó una historia más para ese libro suyo que rodeado de agua escribiría algún día y que ya tenía al menos un comprador.

3 comentarios:

  1. Me gusta este brindis :-P

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  2. Si te quitas con arte el vestido te invito a champán

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  3. Al primero gracias y me alegro de que te guste ;-) .Aunque vuelvo a no saber quien es uno de mis pequeños firmantes.Jejejeeje.

    Al segundo a parte de darle las gracias he de decir:¡Que grande! :-P

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