viernes, 18 de noviembre de 2011

Iluminando Madrid de noche.


Apoyada en un poste, recibe la sorpresa de quien se encuentra a su lado esperando que se percate de su presencia. Una sonrisa como mejor saludo. A pesar de no hacer frío, se lo transmite mientras la calidez es la verdadera protagonista. Se agarran y comienzan a caminar hablando de un millón de cosas, con paradas frecuentes debajo de la luz de las farolas, que alumbran aquellas grandes calles. Empiezan a desandar el camino andado … Conversaciones llenas de sonrisas de esas que tanto le gustaban a ella, de esas que nacen sin necesidad de ensayarlas.
Un café de los que tanto les gustaba a ambos como único atrezzo de aquella escena. Como curiosos que eran, no pudieron evitar probar el café del otro. Volvió a vender…Volvió a comprar…

Aquella gran ciudad tan iluminada siempre, en la que un lugar oscuro era una leyenda, le seguía regalando tardes en las que el reloj se volvía loco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario