miércoles, 2 de noviembre de 2011

Gotas de agua.


Se apoyó sobre aquellas grandes ventanas que siempre habían sido sus ojos al exterior. Su brazo comienza a empaparse del frío que las gotas transmiten desde el otro dado de ese cristal que comparten, que separa a ambos elementos permitiendo observar pero no calar.
Su mirada se perdía en el horizonte mientras las yemas de sus dedos perseguían el recorrido de las gotas que decoraban el cristal desde el otro lado. Mil pensamientos que la provocan una de esas sonrisas tan suyas, tan únicas, de esas que sólo se amplían hasta el infinito en soledad.
Su respiración se ralentiza como cada vez que el ruido del agua la acompaña, ese sonido que tanto la gusta…Y piensa una vez más, que todos los momentos especiales están rodeados de agua, siempre!. Coge aire oxidándose lentamente mientras sus ojos verdes continúan observando sin buscar. Para ella hay cosas que lo más cerca que las quiere es en la luna.
Continúa jugando con las gotas de agua sin poder llegar a tocarlas. De pronto una canción conocida comienza a sonar tras de ella. Con la misma lentitud con la que coge aire, se da la vuelta, coge el teléfono y ve en la pantalla un nombre conocido. Suspira profundo, sin que entienda la razón…Aunque intuye que es causado por la comodidad de quien “no dice la verdad, pero nunca la ha mentido”.
Su mejor terapia era no esperar nada a cambio, no pedir nada que no se hubiera cumplido ya en ese pasado imperfecto que tanto la gustaba tener en su mochila.
No jugaba con excesos insanos. No había perdido el norte para cambiarlo por un sucio sur, simplemente sus puntos cardinales se habían reorganizado. Su brújula continuaba funcionando perfectamente, perdiéndose donde ella decidía hacerlo.
Continuó observando ese exterior mojado, esas gotas que tanto la llenaban de calidez…Su sonrisa no podía ser mayor.

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