viernes, 25 de noviembre de 2011

Su esencia se estaba difuminando...


De camino a casa ,desde un sitio que no conocía a pesar de tener mucho significado para ella, dejaba que sus pensamientos fluyeses como siempre, de ese modo tan único que le hacía a ojos de los demás la persona más despistada del mundo. Muchas veces cuando se daba cuenta se había pasado su casa, todo por ir metida en su mundo de “fantasía real”.
Sus neuronas continuaban revoloteando a una velocidad excesiva. Y de pronto, sin saber por que razón recordó aquella imagen que a pesar de ser algo vivido en primera persona, incluso en el mismo momento de suceder, ella vió desde fuera. Allí había dos personas, una botella de vino y una copa. Fue una noche que a pesar de no tener nada de especial, para ella lo fue. Qué curioso que se acuerde de eso, que sepa que no tuvo ningún sentimiento de esos que ella temía, y a pesar de ello le siguiera provocando una sonrisa plena.
Empezaba a echarse de menos a si misma…Empezaba a echar de menos esos miedos que la parapetaban, que la consentían sólo ciertas licencias, y que en el fondo a pesar de parecer algo malo, le hacían tremendamente feliz. Había escrito uno de esos textos que nunca serían leídos por nadie que no fuera ella. Esa pequeña biblioteca privada que tenía tanto de su vida que no podía ser compartida, ni siquiera por aquellos que le querían. Esos escritos eran su terapia, los llevaba escribiendo muchos años sin que nadie tuviera conocimiento de ello…Los escribía sin pensar, sin dejar que la delicadeza tiñera sus palabras de un color más agradable a los ojos propios y ajenos.
Escribió y releyó. Después se dio cuenta de que se estaba complicando, su esencia en parte estaba difuminándose por el aire, dejando que otros la respiraran y se la llevaran…Y no le gustó.
Se prometió mucho. Cumplió mucho. Y ahora debía comenzar a desandar ese camino andado y volver a cumplir lo prometido.



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