Hoy se había dado cuenta de algo que nunca antes vio en sí
misma a pesar de hartarse de verlo en el prójimo. Se había percatado de que
ella también tenía pequeños borrones que le afectaban en su forma de sentir, en
sus deseos o esperanzas…Que le impedían avanzar tranquilamente y que enfriaban
situaciones, sin consentirla relajarse del todo aunque lo hacía en buen grado
ultimamente. No quería que nada cambiase en su realidad. Se sentía a gusto con
el hoy, sin necesitar nada profundo, si acaso ciertos detalles superficiales como
determinados gestos o letras , o un abrazo que se estaba alargando en el tiempo…
Había cambiado hasta el punto en el que lo único que de verdad deseaba era eso,
ese abrazo sin más, cómo hasta ahora sin complicaciones ni extrañezas. Y eso
era lo único que necesitaba de verdad aún sabiendo que no lo tendría en
demasiado tiempo, por esa suerte extraña que le acompañaba. Su futuro no sabía
si se llenaría de otras cosas pero su presente era este, y le hacía sonreír.
Se había convertido en una persona a la que le costaba
sentir, le costaba regalar ciertos pedacitos de su ser. En una persona de esas
que no le da vueltas “al mañana” mientras su pasado le llene de ilusión. Su
existencia se había convertido en simple, esa ilusión y alguna sorpresa le eran
suficientes para alimentar su día a día.
Antes pensaba demasiado, esperaba demasiado…Y resulta que
hoy en día no esperaba nada ni pensaba en nada que implicara comprometer partes
de su ser.
Su fortaleza solía no apreciarse por razones que ella podía
imaginar, pero ella sabía que existía, sabía que la tenía desde hace no muchas
vidas, y que esta era la responsable de que a pesar de parecer una persona que
sentía con mayúsculas, cada miga de cariño que sentía suponía un gran esfuerzo
por no alejarse en dirección contraria.
No sabía si mañana querría la luna y las estrellas a sus
pies, pero hoy sólo deseaba felizmente la tierra que pisaba.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar