jueves, 19 de enero de 2012

Piel contra piel, necesidades desde la “no frialdad”.

Se encontraba dentro de un juego que le gustaba, del que no deseaba ni una sola carta más de las que ya tenía en mano. Las miraba y se sentía cómoda, mientras su sonrisa permanecía en su rostro. Sentía que no quería cambios,aún sabiendo que las cosas cambian. No observaba sus cartas habitualmente pues no tenía que pensar en ellas, simplemente la comodidad invadía sus venas cada vez que su corazón bombeaba sangre. Su situación tenía un toque de especial que no es fácil de encontrar, a pesar de muchos pesares, a pesar de que en el presente no quería más de aquello que lo que ya tenía entre manos.
Sólo encontraba una pega a aquella jugada que a ojos ajenos tenía un tinte de absurda pero que a ella no le perturbaba lo más mínimo. Era una persona de esas que “tocan”, que necesitan en ciertos momentos sentir la cercanía física de la gente que ella había dejado entrar en su vida. Un abrazo puede llegar a convertirse en la necesidad del momento en ocasiones en las que tienes amigos lejos, aún  no habiendo sucedido algo notablemente negativo. A pesar de que sus voces alivian, a pesar de que ella estaba habituada a tener amigos en la distancia, nunca se acababa de acostumbrar. Tampoco quería acostumbrarse a la frialdad de no extrañar el tacto de alguien que ella “consideraba” dentro de su mundo. Le encantaría que querer algo fuese sinónimo de que fuese a pasar… Y en el fondo sabía que ,a pesar de que ella no era de las querían muchas cosas, sino algunas pocas y básicas, seguramente no pasarían. Pero como he dicho antes no se acostumbraba, no quería hacerlo, así que seguiría con esa sensación hasta que esta desapareciera por cansancio o hasta que se rompiera con una sorpresa.

"Sus yemas se niegan a enfriarse hasta el punto de no necesitar el tacto que otras pieles le aportan."

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