En su vida nada era sencillo, nadie le regalaba locuras si
no era a cambio de mil perturbaciones… Su alrededor no esperaba ya historias
bonitas que no tuvieran un millón de nudos.
Alguien le dijo en una ocasión que su tiempo estaba a punto
de finalizar, para volver a empezar. Esa frase volvió a su cabeza una noche después
de mucho tiempo. Se acordó de esas tres rosas que le regalaron en julio y que
le alegraron la no alegría. Que curiosas son estas cosas, podemos recordar algo o a alguien que habíamos olvidado sin venir a cuento, de golpe, sin previo
aviso. Volvía a sentir esa extraña sensación que ya conocía, esa que le volvía
a “no consentir” ciertas cosas, la que limitaba sus pensamientos y actuaciones,
incluso sus sentimientos. Volvió a reconocerse en el espejo, ¡qué gran noticia, se sentía tan libre, lo único que deseaba era demostrárselo a si misma y pronto!.
Le hacía gracia darse cuenta de que cuanto más fría fuera por dentro sin que
nadie pudiera percatarse de ese hielo, más feliz era, más plena era
su sonrisa. Comprendió mucho con pocas palabras.
Llegó un momento en el que se dejó llevar por las
situaciones, sin enfriar cada guiño en su interior. Pero se había agotado su
reserva de calor, y volvía a sentir frío del que nadie te impone, sino del que
tú mismo estableces fervientemente sin mirar atrás. Muy pocas personas sabían
distinguir ese cambio en esta mujer, para los demás todo parecía seguir igual,
pero no era así.
Su debilidad se convertía en dureza cuando ella decidía que
era lo correcto. Persona cerebral a pesar de aparentar la fragilidad que aporta
lo sentimental. Bipolaridad escrita a fuego, como digo a menudo.
Sus ojos brillaron durante mucho tiempo a pesar de que otras
tantas veces no podían ver por las lágrimas. Ahora ni una cosa ni la otra. Se
negó hace tiempo, no regalaría su primera mirada del día, y ahora volvía a
pensar en todas aquellas cosas que marcaron los últimos meses y que tan a gusto
le hacían sentir consigo misma.
Había decidido pensar en el presente desde su perspectiva de
escarcha, eliminando todo aquello que no fuera coherente, dejando de prestar
ciertas partes. Al fín volvía a ser ella, hoy iba a dormir como los
ángeles.
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