martes, 17 de enero de 2012

Mirada.


El poder de una mirada…cuantas veces habré hablado de ello. Hay quien te mira y sientes lo que no dice, lo que puede llegar a esconder con palabras descompuestas, lo que miente a golpe de vibración. Los ojos son la parte inconsciente de nuestro mundo, lo más puro que permanece pase o no pase la vida, nos hayan hecho reír o llorar. Es la parte que nos recuerda que fuimos niños, que dice (antes que nosotros mismos) lo que queremos, lo que nos gusta, lo que sentimos. Si somos observadores, a nuestro alrededor, se suceden a diario mil historias en las que la protagonista es una mirada… Dos personas que se desean sin tener valor de decirlo en alto, personas que tienen algo que no puede ser mostrado al público por miedo o por prudencia… Mil historias y todas apreciables si observamos la forma de mirar. Pestañeos ralentizados que pretenden despertar deseo, complicidad entre pupilas que desde fuera se aprecia con nitidez.
Hay quien prefiere mil palabras bonitas, yo soy uno de esos seres que prefiere unas pocas, siempre y cuando vayan acompañadas de la mirada adecuada.
Transparencia, “incapacitación para mentir” de lo que nosotros no controlamos, de los pocos rincones de nuestro cuerpo que no pueden disimular lo que pensamos.
Demasiadas palabras para el recuerdo, verdaderas de ellas tan sólo un puñado. Decepción por una mirada que resultó no ser sincera, ninguna. Contador desigual que aporta magia y claridad a nuestros días.


No hay comentarios:

Publicar un comentario