jueves, 26 de enero de 2012

"j....f.....d.....s......"


No solía hacer participes de su tristeza a quienes tenía junto a ella. No solía decir en voz alta las  heridas propias para no contagiar a los demás. Solía intentar salvaguardar a quienes tenía junto a ella intentando alimentar esa felicidad ajena. Eso siempre le había completado su propio bienestar. Y de pronto un día se cansó de entenderlo todo, de estar siempre para todo, de excusar las malas acciones ajenas, de no poder odiar, de no guardar resentimiento. Esta navidad le había regalado una situación curiosa. Había coincidido cara a cara, en el mismo grupo, con alguien que participó hace mucho en herirla, alguien con quien ella se había imaginado mil veces en esa situación, viéndose a si misma decirle con mucha educación las palabras adecuadas para demostrarle que no había perdonado. Pero la realidad fue otra, a pesar de todos los pesares, le bastó un buen gesto de esa persona para que su cerebro perdonase, para no tener ningún tipo de reproche que ofrecerle… Quizá, detalle a detalle, sus neuronas se encaminaron a pensar en el conjunto. Ella no era una persona especialmente buena, todos tenemos maldad… Así que esa no era la excusa a las estupideces que hacía, a su “jodida forma de sentir”.
¿Por qué no sabía guardar rencor?...¿Por qué olvidaba siempre lo malo, apiadándose de las personas por un par de simples acciones de bondad?... ¿Era tan tonta que con un detalle la tenían contenta?.
Muchas preguntas comenzaron a recorrer su cabeza. Y llegó a una conclusión… Consentía situaciones, entendía los límites que los demás marcaban sin tener en cuenta si estos eran los que ella quería, respetaba las necesidades ajenas intentando ayudar a que se cumplieran sin que nadie mirara por las suyas y luchara por su felicidad. Era la única culpable de muchas cosas que le pasaban. Luego se quejaba de no recibir lo que daba...Ingenua!.
No era normal no odiar, no poder reprochar al día siguiente de un enfado… Igual que se calentaba, se enfriaba. La memoria le fallaba cuando a fallos ajenos se refería.
Y llegó el día en el que se cansó. Se cansó de que nadie arriesgara por ella, que nadie observara sus detalles, de que nadie se muriera por arrancarle una sonrisa, de que nadie viera sus necesidades esforzándose por cubrirlas buscando únicamente su felicidad.
Sólo quería aprender a comportarse como los demás lo hacían, sin arriesgar partes de ella, sin involucrarse en una felicidad que no era propia.

Mañana todo esto quedaría a ojos ajenos en un simple recuerdo, un mal día.Mañana se volvería a forzar a ver solo lo bueno, a excusar que los demás no le demostrasen lo que ella si demostraba... Aunque le tocaba pensar, y eliminar aquellas jugadas que no le demostraran que ella era algo más que mero atrezzo de una obra de tercera.

1 comentario:

  1. q injusta es la vida cntigo
    q buena eres y q malos los demas

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