Salió a la calle y ahí estaba el frío esperándole. Comenzó a
caminar. Echaba de menos aquel frío del que luego tanto se quejaba. Pasaban los
minutos, mientras iba notando como distintas partes de su cuerpo se quedaban
“muertas”, dejaban de tener la sensibilidad normal. A pesar de que la piel le
dolía levemente por aquel viento gélido, permaneció quieta en aquel lugar, en
el que ella ya sabía que se notaba especialmente el aire. Cuando ya no sentía
su cuerpo, decidió comenzar a andar hacia casa, observando uno a uno los
rincones de esa tierra que cada día tenía más claro que era “su lugar”, a pesar
de que le quedaba poco de estar allí.
Sus pensamientos continuaron fluyendo. Abrió el armario,
allí estaba esperándola su “yo” de antes. Se agarró a aquellos pedazos de
retales desgastados, y sin soltarlos siguió pensando mientras se prometía no
volver a abandonarlos. La única dependencia que figuraría en su vocabulario,
sería la que se debía a sí misma. Es curioso que siempre acertaba en sus
predicciones fueran hacia otros o no.
Comenzó a helarse, ya en el interior de su casa…Cerró los
ojos y sonrió, volvía a ser fiel a quien debía serlo, a su persona. Siempre
estaría agradecida a las “aventuras de su pasado” pero desde la perspectiva que
le daba la escarcha que le rodeaba.
De pronto se vio marcando un número de teléfono de ese
pasado que ella sentía tan lejano, recibiendo un saludo exaltado...Partes de
una historia que ella no deseaba escribir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario