martes, 27 de diciembre de 2011

Gotas de muchos.

GOTA: Una más de esa colección que ya no es tan pequeña.  Le encantaba caminar hacia aquel lugar en el que siempre se encontraban. Un abrazo y la frase perfecta para ese momento dió el pistoletazo de salida a aquel encuentro. Pasearon como siempre que quedaban. Siempre el mismo camino que se había convertido en un decorado común, familiar, en el que se sentían autenticamente cómodos. Paso a paso se contaban mil y una historias atropellando las palabras, saltando de tema constantemente, olvidando de qué hablaban hace unos segundos. Ella, que siempre pensaba las cosas tanto, que siempre había sido muy consciente de sus límites, relajaba sus neuronas dejando que nada tuviera sentido ni fuese razonable. Su verguenza desaparecía cuando su comodidad se engordaba hasta el infinito.

GOTA: (imagen vista desde fuera). Permanecía sentado mientras la cabeza de ella se apoyaba sobre él. Los latidos de ambos se pausaban, mientras la respiración seguía sus pasos. Que agusto se sentían mientras sus ojos cerrados se dejaban llevar por el mundo de morfeo.

GOTA: Gente que jugaba peligrosamente. A veces los seres humanos tiñen su existencia de una gran inocencia aneuronal que envuelve todos y cada uno de sus actos. Primero deberíamos pensar y luego actuar, pero si nos decidimos por invertir el orden, que al menos sea con valentía.

 GOTA: Un gritito en público. Patos en un estanque. Una moneda lanzada al aire para poder elegir. Una croqueta robada. Cafés compartidos. Unos gnnochis vergonzosos. Unos pocos desastrines de los que valen la pena. Una mantita. . . +1000!!.

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