En estas fechas las personas sacamos del armario nuestra humanidad,
esa que tan bien sabemos esconder el resto del año. De pronto todos pensamos en
aquellos que no tienen qué comer, o que no tienen un techo bajo el que
resguardarse del frío. Es curioso que el resto del año, paseemos por grandes
avenidas, plagadas de personas cuya casa es un cartón y en muchas ocasiones ni
siquiera fijemos nuestra vista sobre ellos. Me viene a la memoria uno de los
recuerdos más claros que tengo de mi infancia. La primera vez que tengo memoria
de haber estado en Gran Vía, Madrid. Me veo desde fuera, con esa perspectiva
que da el tiempo, sin poder dejar de mirar a aquellas personas que no tenían nada.
Recuerdo cómo mi madre, que siempre supo que había cosas que me afectaban de
forma especial, me llevaba de la mano diciéndome que mirase al suelo…Su forma
de proteger mi inocencia fue creando una burbuja en la que no existía nada
malo. Pero cuando creces ves la realidad “gracias a Dios”, ves lo que a tu alrededor
sucede, por mucho que intenten que desvíes la mirada unas veces para protegerte
y otras para proteger intereses ajenos.
Me encantaría pensar que la bondad no es cosa de una fecha
concreta. Me gustaría saber que tanto que se nos llena la boca de “humanidad”
en esta época de villancicos, somos un cuarto de buenos con quienes tenemos al
lado durante todo el año.
Me alegra observar que en un mundo estéril en el que la
gente se pisa sin necesidad, compite con quien les tiende una mano, me he
conseguido rodear de ángeles. Seres especiales que siempre están, que no dejan
de sentir porque sea otro año nuevo, que no conocen la frialdad ni la
inhumanidad.
Este año, enfrento estas fechas con un sentimiento especial.
Quizá porque he vivido cosas que me han hecho plantearme mi vida de “norte a
sur”, dándome cuenta del privilegio que es vivir con esa gente cerca que
siempre han estado para bien o para mal… Gente vieja que son mi “familia
elegida”, gente nueva que han conseguido hacerse un huequito en lo que yo soy.
Sólo puedo dar gracias por la suerte que tengo y deciros que
me encanta poder ser la razón de vuestra sonrisa aunque sea de vez en cuando.
FELIZ NAVIDAD.
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