Un día extraño en el que se había perdido un poco dentro de
si misma. Extrañaba lo que todavía tenía cerca. Su melancolía se estaba
adelantando, como casi todo en ella. Pensaba en ese tiempo que se le había
pasado volando, en el que el reloj nunca era real, contabilizando las horas en
segundos. Los cambios, a pesar de tener claro que son parte de nosotros, no le
gustaban. Sus neuronas insanas tomaban el bastión de su castillo controlando
sus pensamientos encaminándolos a esa idea, al cambio. Estaba a gusto como
estaba a pesar de que en todo momento extrañó a sus pedacitos de cielo en la
lejanía. Ahora que esa parte iba a sanar, comenzaría a echar de menos lo que
ahora tenía. Cuando se juega siempre algo se pierde por el camino.
Le habían enseñado que ese hielo que la recubría era
temporal, aunque todavía quedara una gran capa que la rodeaba aportándole una
leve tranquilidad. Le habían regalado volver a sentir que podía extrañar a
alguien, que podía volver a ser ella, que su cariño no era inútil y que podía
brotar sin miedo.
Su valentía estaba herida en cierto modo, no fue capaz de
voltearse como hacía siempre para poder ver lo que dejaba atrás. Más tarde se
enteró de que si lo hubiera hecho, habría recibido la recompensa de unos ojos
que la miraban con ternura.
Había pocas frases que la produjeran verdadera emoción y más
cuando eso de sentir algo no era para ella desde que decidió dejar el corazón
apartado en una cajita a buen recaudo. “Olía a café…”.
Sonrisas que se encargan de sacarle, a pesar de todo, y por
encima de todo. Le gustaba regalarle carcajadas al peso.
.Huele a café...Recuerda.
Eso me pasó a mí antes de volver a España.
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Pero bueno, son unos diítas :)
ME ENCANTAAAA!!! espero con impaciencia una de nuestras macrocharlasnocturnas jaja. besooote
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