viernes, 9 de diciembre de 2011

Huele a café




Un día extraño en el que se había perdido un poco dentro de si misma. Extrañaba lo que todavía tenía cerca. Su melancolía se estaba adelantando, como casi todo en ella. Pensaba en ese tiempo que se le había pasado volando, en el que el reloj nunca era real, contabilizando las horas en segundos. Los cambios, a pesar de tener claro que son parte de nosotros, no le gustaban. Sus neuronas insanas tomaban el bastión de su castillo controlando sus pensamientos encaminándolos a esa idea, al cambio. Estaba a gusto como estaba a pesar de que en todo momento extrañó a sus pedacitos de cielo en la lejanía. Ahora que esa parte iba a sanar, comenzaría a echar de menos lo que ahora tenía. Cuando se juega siempre algo se pierde por el camino.
Le habían enseñado que ese hielo que la recubría era temporal, aunque todavía quedara una gran capa que la rodeaba aportándole una leve tranquilidad. Le habían regalado volver a sentir que podía extrañar a alguien, que podía volver a ser ella, que su cariño no era inútil y que podía brotar sin miedo.
Su valentía estaba herida en cierto modo, no fue capaz de voltearse como hacía siempre para poder ver lo que dejaba atrás. Más tarde se enteró de que si lo hubiera hecho, habría recibido la recompensa de unos ojos que la miraban con ternura.
Había pocas frases que la produjeran verdadera emoción y más cuando eso de sentir algo no era para ella desde que decidió dejar el corazón apartado en una cajita a buen recaudo. “Olía a café…”.
Sonrisas que se encargan de sacarle, a pesar de todo, y por encima de todo. Le gustaba regalarle carcajadas al peso.




.Huele a café...Recuerda.

2 comentarios:

  1. Eso me pasó a mí antes de volver a España.

    :(

    Pero bueno, son unos diítas :)

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  2. ME ENCANTAAAA!!! espero con impaciencia una de nuestras macrocharlasnocturnas jaja. besooote

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