Según iban transcurriendo las horas en aquel autobús, según
iba acercándose a su “tierra de adopción” más le gustaba lo que veía.
Curioso!Se acordó de alguien que no conoce en persona pero de la que le
habían hablado el día anterior…Una persona que también era de ese norte que
sentía tan suyo, aunque no fuera el mismo pedazo de tierra. Sus ojos dejaron de
luchar contra el sueño que le provocaba haber dormido dos horas. Cuando volvió
a abrirlos ya estaba cerca, y lo sabía sin tener que mirar el reloj o los
letreros, sólo le hacía falta observar aquellos paisajes. Se puso a pensar en aquella “escapada
prolongada” que se había “marcado” en ese mes y medio. Mil letras sueltas comenzaron a formar
palabras en su cabeza: comodidad, ilusión, diversión, cariño…Recordó suspiros.
Que incoherente era que se hubiera tenido que ir a una ciudad mucho más grande,
llena de gente, para sentirse especial desde su normalidad.
Sonrió, mientras no podía ni quería dejar de observar
aquellos prados verdes.
Invirtió el tiempo en gente “vieja” que formaba parte de lo
que ella era. Invirtió el tiempo en gente “nueva” que ahora también formaba
parte de su historia, de esa historia narrada en tercera persona en muchas
ocasiones.
Esperaba que su primer sentimiento al llegar a león, fuera
el que adornaría el frío en su cara… Ni
frío, ni esa sensación…Lo que ella predijo en su cabeza no era más que papel
mojado. Sí, tenía dentro de ella alegría y pena al tiempo…Pero miraba al pasado
con una sonrisa luminosa, una sonrisa por recordar lo bien que le había ido.
No había problema mientras no se olvidara de las voces que le habían acompañado.
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