jueves, 22 de diciembre de 2011

Siempre....es siempre.


Cuando somos más pequeños solemos regalar nuestro ser al primero que nos hace sonreír de un modo distinto. Con el paso de los años nos percatamos de que no nos arrepentimos de habernos desnudado frente a quien supo valorar nuestros sentimientos aunque fuera en un pasado imperfecto, lleno de taras que se tendrían que haber eliminado hacía mucho. No deberíamos arrepentirnos jamás de haber sonreído para alguien, de haber sentido amor a pesar de que acabara bien o mal. No deberíamos condenar a nuestro pasado por errores en los que hemos participado de forma activa, consintiéndolos. Quizás las lágrimas pesan más que las risas en nuestro recuerdo, pero por eso mismo deberíamos comenzar a involucionar, a ver que todo lo vivido es útil, que nuestros compañeros de juego de otra vida nos enseñaron muchas cosas, quizás a querer, a no temer…a pesar de ser después quienes nos enseñaron a “odiar”, a tener pánico…
Con los años nos hacemos un poquito más sabios, comenzamos a saber…saber a quien darle nuestro cariño…saber a quien poder regalarle sonrisas sinceras… saber a quien vale la pena abrirse…  saber que si nos equivocamos en todos estos “saberes” habrá valido la pena por intentarlo…
Alejarse es sano, pero siempre y cuando tengamos muy presente que aquello existió, que es parte importante de cómo sentimos o cómo no lo hacemos.
Ya sabes que siempre tendré letras que escribirte pequeña…y más cuando vea que tienes vértigo. Hay “SIEMPRES” que lo son de verdad .

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